Guía de The Devil Inside
El Sótano
Solución
Al final de las escaleras, el presentimiento de Cooper se confirmó: un horrible monstruo encapuchado que llevaba un hacha retó con la mirada al protagonista, y desapareció por los pasajes abiertos. En lugar de perseguirle, Dave tomó el camino de la izquierda y grabó el programa en el televisor destinado a tal efecto. Volvió por donde había venido, continuó todo recto, giró al oeste, y siguió avanzando hasta que un muro se cerró a sus espaldas. Entonces, varios zombies-araña se abalanzaron sobre él. Tuvo que abatirlos con rapidez, pues incendiaban todo lo que encontraban a su paso cuando morían.
Las criaturas parecían proteger un muro formado por la acumulación de varios bidones de gasolina. Aquello parecía sospechoso, así que Dave lo explosionó con un certero disparo; la entrada a la bodega quedó despejada. Justo antes de traspasar la puerta, un pulsador descerrajaba la carbonera, emplazada en la entrada del sótano.
Ya dentro de la bodega, Cooper tuvo el placer de conocer a otro componente de la variada familia de los muertos vivientes: el gordo flatulento. Este descomunal ser disponía de un estómago lleno de peligrosos gases. Cuando moría, producía una tremenda explosión que acababa con toda persona en un radio de tres metros, por lo que convenía estar bien lejos de él.
Tras acabar con la amenaza, Dave registró la bodega. Encontró un botiquín, cartuchos y un papel del botellero. Salió por la otra puerta de la bodega, giró a la izquierda, y volvió a la entrada del sótano. Justo en la pared lateral, estaba la carbonera. Una oleada de zombies parecía surgir de su interior; por más que acababa con ellos, otros surgían en su lugar, por lo que llegó a la conclusión de que se regeneraban de forma infinita. Eso significaba que tendría que esquivarlos para entrar.
En el interior del almacén de carbón, disparó a los ladrillos rojos para romper un muro y accionó la palanca que liberaba la entrada a las minas. A continuación, salió de la carbonera, torció a la derecha, y tomó esa dirección en la siguiente bifurcación, hasta encontrar otra palanca que abría el último muro que bloqueaba la salida al siguiente escenario. Allí también encontró el arma de fuego ligera.
La entrada recién abierta partía de la pared situada frente a las escaleras, al principio del sótano. Pronto el terreno cambió, y enseguida apareció la cueva que llevaba a las minas. Antes de introducirse en ella, buscó un camino a la izquierda donde había un símbolo de transformación. Puesto que las rutas posteriores estaban plagadas de abismos, sólo superables por Deva, Cooper se transformó en la diablesa y envió las almas de los zombies abatidos al Infierno. Como recompensa, obtuvo el poder "Alas de Diablo", indispensables para volar. Por fin, tras innumerables aventuras, los protagonistas abandonaban la horrenda mansión, aunque lo que les esperaba a continuación no era, precisamente, como un parque de atracciones...
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