Guía de The Devil Inside
El Ático
Solución
Dave Cooper aprovechó los largos minutos de publicidad para recobrar el aliento. Cuando Jack T. Ripper le dio paso, penetró por un pasadizo, por un pasillo de madera. Tiró de una palanca para mover un panel de la pared, y subió las escaleras. Ya sólo tuvo que romper un espejo para accionar otra palanca que revelaba el camino hacia el ático.
Apenas tuvieron que pasar unos segundos para que las cosas se complicaran de forma alarmante: Night apareció de la nada y secuestró al cámara. Por si fuera poco, la única salida de aquel claustrofóbico lugar era el ascensor situado en algún lugar del laberinto de madera; el problema era que, para utilizarlo, era necesario activar el interruptor que activaba la corriente. La guinda a tan indigesto pastel la ponía el ejército de zombies que poblaban el lugar.
Después de un largo paseo por Shadow Gate, Dave le había codigo cariño al cámara, así que convirtió su rescate en una prioridad. Afortunadamente, el mapa del laberinto que había encontrado en la biblioteca, evitaba cualquier tipo de pérdida.
Cuando tuvo decidido el plan de ataque, avanzó unos metros y observó una pelea entre varios zombies que se habían disparado entre sí. Aprovechando la confusión, se introdujo por la puerta que había detrás de los tres zombies armados con escopetas.
Mientras avanzaba por los pasadizos de madera, un extraño griterío le llegó a través de los auriculares: la mansión había recibido otro visitante. Se trataba de Angelina Axelrod, una científica del canal de la competencia que estaba dispuesta a demostrar que el show The Devil Inside era un montaje para quitarle audencia a su programa sobre ecología. Pese a los ruegos y advertencias de Jack, Angelina no se creyó que aquellos zombies fuesen reales; la cámara la perdió de vista mientras se adentraba en la planta principal. No sabía lo que le esperaba...
Cooper había aprendido en la academia de policía a enfrentarse a las dificultades de una en una, así que continuó con la misión que se había encomendado en un principio: rescatar al cámara. Después de traspasar la mencionada puerta a espalda de la primera batalla de cadáveres vivientes, giró a la izquierda y caminó unos metros en línea recta, hasta descubrir a uno de esos zombies montados en la silla eléctrica. En una esquina, estaba el cámara completamente aterrorizado.
Con ánimos renovados, Dave aniquiló al enemigo y recogió del sueño el Martillo del Mal, un botiquín y el fusible. Las emociones fuertes fueron demasiado para el cámara: cuando se sintió libre, huyó gritando como un poseso. Jack se había hecho cargo de la situación y pronto otro cámara lo sustituiría.
Cooper desandó el camino y, tomando como referencia una caja de metal, torció a la izquierda para encontrar un compartimento en la pared donde encajaba el recién adquirido fusible. ¡La electricidad había vuelto! Ya sólo tenía que llegar hasta el ascensor, para lo cual tendría que superar a numerosos engendros demoniácos, aunque también podría aprovecharse de su mala puntería para que se matasen entre ellos, los unos a los otros.
Regresó hasta la primera puerta y observó lo inevitable: Angelina había sido secuestrada por el Aullador de la Noche.
Ya tendría tiempo de preocuparse por ello; primero tenía que localizar el elevador. Nada más abrir la puerta, donde estaban combatiendo los zombies eléctricos, siguió hasta la pared opuesta, con dos puertas. Abrió la que estaba más a la izquierda, y buscó el portal de transformación cercano. Los espectadores masculinos aplaudieron con cierta alegría su transformación en Deva.
Siguiendo el mapa del papel, llegó hasta el ascensor. Alrededor suyo, varias estancias guardaban una tele permanente, unas curas medicinales y la Máquina de la Muerte, de la versatil ametralladora M-16.
Sin más dilación, la diablesa se introdujo en el ascensor y pulsó el botón al primer piso. El piso principal de Shadow Gate vestía sus mejores galas para darle la bienvenida.
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