El deporte patrio está plagado de grandes nombres que han conseguido las más altas cotas de éxito internacional, siendo reconocidos en cualquier rincón del planeta. En el mundo del motor, concretamente en el mundo de los rallies, hay un nombre que brilla con luz propia por sus éxitos, pero también, por sus sonados fracasos, normalmente por causas ajenas al propio piloto, castigado hasta la saciedad por el infortunio. Como ya os imagináis, este piloto es Carlos Sainz, bicampeón del Mundial de Rallies, que se pudo convertir en tricampeón si su coche no se hubiese parado a escasos 500 metros de la meta, una situación que ha quedado en el imaginario colectivo cuando el desesperado copiloto, Luis Moya, le gritaba al propio Carlos: "Trata de arrancarlo, por Dios!".