Atari 2600 fue mi primera consola, y de tanto en tanto me gusta hablar de sus curiosos juegos, que pese a estar completamente desfasados hoy en día siguen desprendiendo mucho encanto. El protagonista de hoy es Stampede, en el que, como su nombre indica, un vaquero tiene que detener una estampida de ganado usando su efectivo lazo.

Hace mucho, muchísimo tiempo hicimos el recordando de la aventura gráfica Lure of the Temptress (la friolera de casi diez años...), el primer juego de la revolucionaria Revolution Software, valga la redundancia. Tan solo dos años después de su primer juego con un éxito notable, lanzaron su segunda aventura titulada Beneath a Steel Sky, pasando de la fantasía medieval a un futuro con toques cyberpunk. No hace falta que os diga lo que sucedió años más tarde cuando lanzaron la excelente Broken Sword...

Donkey Kong es sin lugar a dudas uno de los juegos arcade más existosos de todos los tiempos, con el que Nintendo dio el salto a la fama a nivel mundial. Como suele pasar con los juegos de éxito, no tardaron en aparecer otros juegos parecidos para aprovecharse de la fama. Este es el caso de Congo Bongo, un juego de Sega que recuerda irremediablemente al gorila de Nintendo, pero que su vista isométrica, la cual ya fue utilizada por Sega en Zaxxon, hace de él un videojuego muy vistoso.

Hoy os vamos a hablar de Jack Orlando: A Cinematic Adventure, una aventura gráfica point & click que, sin estar nada mal, pasó totalmente desapercibida. ¿Por qué? Por lo que hemos comentado muchas veces en NoSoloBits: para las aventuras gráficas fue muy importante la fecha en que salieron, mientras que algunas mediocres gozaron de cierta popularidad por salir en plena efervescencia del género, otras quizá algo mejores sufrieron el ostracismo por aparecer tarde, en un género que agonizaba en popularidad.

Tengo que confesar que dos de mis géneros favoritos son el de beat 'em up y superhéroes, y cuando un juego los une me llama especialmente la atención. Este es el caso de Superman para Arcade, y es una lástima que aunque no es un mal juego, la mezcla deja un sabor un tanto agridulce.