Hoy vamos a hablar de un juego al que le tenías bastante cariño cuando era pequeño, aunque no me lo llegué a acabar nunca (creo que el hecho de que estuviera en inglés, tampoco me ayudaba demasiado). Este sencillo juego no es otro que Snoopy & The Peanuts (conocido también como Snoopy: The Cool Computer Game), desarrollado por The Edge, una pequeña compañía nacida como una escisión de Softek, cuando un grupo de programadores y músicos decidieron probar suerte en solitario.

Konami fue una de las compañías de videojuegos más prolíficas de los años 80 y 90, tanto desarrollando como distribuyendo títulos. Muchos de esos juegos son hoy grandes obras que siguen dando que hablar entre los fans de este mundillo. Uno de esos títulos es Rocket Knight Adventures, un título lleno de acción frenética que destila calidad por los 4 costados.

Hoy cambiamos el foco para volver al mundo de los deportes, concretamente al motor con 4D Sports Driving, aunque en algunos países se lanzó con el nombre de Stunts. El juego fue desarrollado por Distinctive Software Inc. (más conocidos como DSI), una empresa canadiense fundada en 1986 en Vancouver y que, siete años más tarde, fue adquirida por Electronic Arts, convirtiéndose en EA Canada.

El juego que vamos a tratar esta vez es otro de los grandes beat 'em up de la década de los 90, Undercover Cops. Un título ambientado en un futuro decadente, en el que el gobierno tiene que hacer frente a unas tasas de criminalidad extremadamente altas.

Retro Review de Cobra [Recordando]

En los años 80 se empezó a ver el filón que suponían las licencias de cine para los videojuegos, incluso para la promoción de la propia película. Las películas de acción eran especialmente atractivas, ya que los plataformas de acción eran uno de los géneros más activos en la segunda mitad de los 80. Una de las caras más conocidas del hipervitaminado cine de acción ochentero fue la de Sylvester Stallone, que con Cobra (dirigida por George P. Cosmatos) pretendía seguir la estela de exitazos de la saga Rocky Acorralado (Rambo).