Guía de Alone in the Dark 3
Capítulo I
Solución
Cuando llegué al pueblo, noté miradas que me seguían. Crucé el puente, viendo como me cerraban la retaguardia, y me adentré. Nada más llegar un ser me hizo volar por los aires. Así pues, desde el primer momento apercibí que las calles de la ciudad eran muy peligrosas, y me encaminé a una taberna, pero antes de entrar me hice con un bidón que había fuera. Dentro del local, había un proyector el cual recargué con ayuda del bidón. Mis ojos no me engañaban: fantasmas demoniacos habían poseído a algunos jinetes. A partir de entonces, sentí miedo. Una breve y concisa inspección del local me reveló la existencia de una llave, unas maracas, una caja de cerillas y una lata de aceite. Me fui detrás de la barra, y apareció un pistolero disparando a diestro y siniestro. Me puse pegado a una calavera con cuernos, hasta que el pistolero se hartó y se fue. Entonces examiné el armario de detrás de la barra, donde me hice con una botella de alcohol de madera, un frasco y otra botella.
Uno de los cuernos de la calavera había una trampilla, de donde salió un pistolero. Me coloqué detrás de la calavera, hasta que el pistolero se quedó sin munición y pude abatirle sin problemas. Éste dejó una bala de oro y un as de diamantes. Cuando fui a bajar me caí, llevándome conmigo un bastón y una lámpara de aceite. Abajo, encendí la lámpara con la lata de aceite y una cerilla. Estaba en una especie de bodega.
Allí, me leí el cartel de la pared, que guardaba una pista interesante. En el tonel de la izquierda, había unas serpientes que hipnoticé con las maracas. Subí por esa puerta donde se encontraba la prisión. Había algo que no me gustaba: todo era muy fácil.
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