Guía de Discworld (Mundodisco)

Acto II: Los Artefactos de Oro

Solución

El trato consistía en que nuestro amigo debía ayudar al dragón a que éste se librara de aquellos en quien creían en él, por lo que se necesitaban un artefacto de oro de cada hombre presente en la reunión.

El problema era que Rincewind no conocía nada de ninguna reunión, y tenía miedo de conocerlo. Pero tenía esa opción o quedarse tierno para un dragón hambriento.

Nuestro mago volvió a entrar en el Granero y cogió el destornillador de la pared. Todos los tesoros del dragón ahora, por un préstamo inicial, son de Rincewind.

Rincewind se dirige a la Universidad Invisible. En la biblioteca, habla con un tipo bastante... cómo se dice... peligroso y con cara de pocos amigos. Aunque las apariencias engañan y se trata de un vendedor clandestino. Rincewind se fijó que llevaba un plátano a la oreja y habló sobre ello, a lo que el tipo le contestó que era su acceso hacia el Espacio-L; pero que sólo esta dispuesto a cambiarlo por todo el oro del reino. ¿Y para qué querría Rincewind el tesoro si iba a estar muerto? Así pues, hizo un trato con el vendedor y consiguió la llave de acceso al Espacio-L.

Fue a hablar con el bibliotecario del Espacio-L, y le entregó la llave, es decir, el plátano de oro. El bibliotecario le muestra la entrada hacia el Espacio-L, y Rincewind se mete.

En realidad, el Espacio-L es una puerta que pasa por las Dimensiones Mazmorra, pero no se queda en ellas y lleva al sujeto en cuestión hacia la noche anterior. Sólo la biblioteca de la Universidad Invisible, al tener tantos libros mágicos, posee esta entrada al pasado.

Rincewind estaba en la biblioteca de la Universidad, y, como oyó unos ruidos, se escondió en un estante. Luego, se fijó por donde había salido el ladrón y le siguió. Le siguió por las calles hasta que encontró el lugar de las reuniones, su Escondrijo.

Más tarde, Rincewind se volvió al Parque, donde durmió la mona ayer. Le metió, o mejor dicho se metió, la rana en la boca del borracho y capturó la mariposa con la red.

Luego, éste se fue hacia la Calle, más concretamente al Igneo del Troll, donde trabajaba su amigo, al que conociera en el Psiquiatra. Sin embargo, no habló con él y cogió el pote de barro sobre la mesa. Luego, soltó a la mariposa en la luz.

Después, Rincewind se fue a la Posada, a la habitación del tipo asustado del Tambor Roto. Allí, le asustó un par de veces y, por fin, regresó a su tiempo.

En la cocina de la Universidad, Rincewind se hizo con el saco de harina de maíz.

En Ankh-Morpork, nuestro amigo se dirigió a la Posada donde, en la habitación, cogió la sábana de la cama.

Nuestro mago tomó el camino de la Calle, hacia la juguetería, para coger un muñeco de Papa Puerco. En el callejón de la pescadería, Rincewind se hizo con la túnica del monje, la cual se estaba secando tras una acción del mago en el pasado.

En el Tambor Roto, Rincewind se fijó en una botella de color verde y pidió un vaso de ella. Luego, se quedó con el vaso.

De nuevo, nuestro amigo volvió a entrar en el Espacio-L. Tras salir a Ankh-Morpork, Rincewind se dirige rápidamente al Escondrijo y, una vez allí, el mago dobló la cañería que estaba junto a la puerta y, cuando el ladrón se puso a hablar, colocó el vaso en la cañería de detrás de la valla.

Así consiguió la contraseña y, tras colocarse la túnica, pudo hablar.

Rincewind reconoció a todos los asistentes a la invocación del dragón. Todos ellos eran de los bajos fondos de MundoDisco (casi todos los habitantes de Ankh-Morpork eran de los bajos fondos). Todos excepto uno, que parecía el Bufón Real del Palacio y Chucky, su aliado.

Tras salir de la ceremonia, Rincewind va a la Posada, donde se coloca la sábana al entrar en la habitación. Pero, aunque el tipo se queda totalmente aterrorizado, no pudo robarle el pase de entrada.

Rincewind regresa a su tiempo, y va al Tambor Roto donde habla con el tipo aterrorizado, y éste le cuenta como abrir la caja fuerte.

En la Plaza, Rincewind entra y entabla conversación con el troll y la lechera. Sale y, cuando entra de nuevo, tiene el primer sitio libre. En su consulta con el psiquiatra, éste le entrega dos papeles realmente reveladores, aunque no se sabe lo que signifiquen. Sale y vuelve a entrar en el Psiquiatra y entabla conversación con la lechera, la cual le dará una nota.

Afuera está nuestro amigo del alma, o buen conocido, Escurridizo. Al cual le compra una rosquilla. Se mete en el callejón y espera al pocero, al que le entrega la rosquilla. A éste se le rompe un diente y va al barbero, que también es dentista.

En la barbería, Rincewind entrega la nota de la lechera al barbero y, tras examinar los aparatos, los usa con el pocero hasta que le quita el diente de oro; pues el pocero era otro asistente a la invocación del dragón.

En el Palacio, como los guardias no le dejaban pasar, Rincewind les enseñó a cada uno un papel del psiquiatra, y su pelea les traicionó para que Rincewind pudiera pasar.

Aunque no hay nada interesante, Rincewind habló con los tres tipos que hacían cola.

Nuestro mago volvió al Espacio-L, directamente hacia la Posada, donde, siguiendo las instrucciones del hombrecillo, se hizo con el pase de entrada.

Fue a la taberna el Tambor Emparchado, donde nuestro amigo habló con los Ejeños, los cuales venían del Eje, de la zona más fría de todo el MundoDisco. Estos le comentaron que, cuando quisiera pelea, le diera la vuelta a su vaso.

Después, Rincewind se sentó junto a un hombrecillo delgado y débil, el cual presumía de lo contrario. Rincewind examinó el retrato de detrás del hombrecillo para distraerlo y, cuando se dio la vuelta, el mago dio la vuelta a su vaso, provocando la pelea y la entrada en escena del troll matón.

Con el uso de la escalera, Rincewind alcanzó el palo del tambor.

En Ankh-Morpork, los barrios bajos de la ciudad se conocen popularmente como las “Sombras”. Aquí no es sólo donde el gato perdió la lengua, sino que también lo ataron de pies y manos y lo tiraron al río. Éste era un sitio realmente peligroso.

Rincewind recorre las calles hasta llegar al burdel y hablar con las tres chicas de afecto negociable.

Nuestro amigo vuelve a su tiempo y, en el comedor, hace sonar el gong. El aprendiz de mago que cuidaba la puerta subió enseguida, dejándose unas ciruelas a la salida que nuestro amigo cogió.

En las puertas de la ciudad, Rincewind habló con los dos guardias y cogió, de las cajas del suelo, un barril de pólvora y unos fuegos artificiales. De donde, en los fuegos artificiales, nuestro mago sacó un petardo. Enseñando el pase, nuestro amigo salió fuera de la ciudad.

Rincewind se dirige al pase, un poco más debajo de Las Montañas del Carnero, donde vive Yaya Ceravieja. El Equipaje atropelló a una especie de pájaro raro, consiguiendo un huevo y una pluma.

Luego, el mago se dirigió al Borde del Mundo, un sitio donde, probablemente, el no quería ir. Cogió la lámpara y empujó el cocotero. Luego lo recogió con la red y lo abrió con el destornillador.

En el Bosque Sombrío, entró en una cabaña de la que cogió, con ayuda del pote de barro, un poco de natillas.

En el Bosque, justamente en el pozo, levantó el cubo y, con ayuda del destornillador, quitó la manivela.

Aburrido de estar fuera de la ciudad, y aterrorizado por lo mismo, entró en Ankh-Morpork.

Volvió a la Calle donde, en la pescadería, y usando el ovillo que tenía, se hizo con el pulpo. Se metió en el callejón de la pescadería, donde colocó el pulpo en el W.C. para, después, echarle el pote de barro con las natillas encima. De nuevo en la pescadería, cambió el caviar por las ciruelas, provocando un ataque intestinal agudo. El pulpo actúa, y el pobre pescadero se lleva un susto de escándalo. Rincewind le cogió, en el callejón, el cinturón con la hebilla de oro, reconociendo al pescadero como a un asistente al rito del dragón.

En el Callejón, nuestro mago se guardó él mismo el muñeco de Papa Puerco y subió al tejado mediante la losa móvil. Arriba, metió de golpe el muñeco de Papa Puerco en la chimenea del alquimista, que se llevó un susto increíble.

Como sabría que el deshollinador estaría trabajando en la chimenea, y como éste era un asistente al rito del dragón, se metió rápido en la casa del alquimista a preparar algún plan. Puso el barril de pólvora en la chimenea y, con el cordel, se hizo una mecha. Sólo hubo de hacerle falta encender la mecha con las cerillas, provocando la explosión de rigor. El deshollinador salió volando abajo, donde, como estaba aturdido, Rincewind no tuvo ningún problema en cogerle el cepillo de oro.

Nuestro amigo volvió a la Plaza donde, el ahora adorable gato callejero, hace un saludo al vendedor de juguetes. Un saludo que, por supuesto, nuestro mago quiso aprender. Pero éste le dice que sólo se lo enseñará si demuestra ser un hombre.

Nuestro mago se internó de nuevo en el Espacio-L, donde, una vez allí, se dirigió a las Sombras. Allí, en el burdel, nuestro mago habló con las tres chicas que vendían su cuerpo por dinero, y de todas ellas nuestro mago dio el huevo, el coco abierto y la harina de maíz a la de rojo, que le preparó unas sabrosas y ricas natillas, además de que se hizo con unos panties. Nuestro amigo volvió al presente y se fue a la Plaza, donde dio al gato callejero los panties, y éste le enseñó el saludo secreto. Tras usarlo con los viejos del principio, nuestro mago recibió un sostén. El sostén lo puso en la escalera, consiguiendo una escalera acolchada ideal para no hacer ruido.

Volvió a las Sombras, donde encontró a un albañil trabajando. Tras hablarle de todo lo que pudo, le hizo el apretón de manos robándole su paleta de oro; éste era otro de los asistentes al rito del dragón.

Un poco más a la derecha, Rincewind encontró una choza, que debía pertenecer al ladrón que asistió al rito. Colocó la escalera y entró. Dentro, al intentar coger la llave de oro con forma de esqueleto, éste se movió. Pero nuestro mago no se derrumbó, y usó la pluma en él, consiguiendo al final la dichosa llave. Al salir, no se olvidó de la escalera y la recogió.

Harto de una ciudad de peligros, se fue a un mundo exterior de más peligros aún. Fuera de la ciudad, se fue al bosque donde llenó el pote de natillas de agua. Volvió a la ciudad y, en la Posada, es decir en el dormitorio, se fue al baño donde, con ayuda del jabón líquido, llenó el pote con agua jabonosa.

De nuevo en la Universidad Invisible, nuestro mago cogió un cubo de basura y se dirigió al Palacio. Allí, tras darle un papel a un guardia, pudo entrar para tirarle, de una vez por todas, el cubo de basura al bufón. Éste se dirigió derecho al baño, donde también fue nuestro mago. Rincewind reconoció al bufón, y a Chucky, como los otros dos asistentes al rito del dragón. Para que Chucky no detecte a nuestro amigo, Rincewind le echa el gel de baño para, después, cogerle el sombrero con cascabeles de oro.

En el Granero, Rincewind le entrega los elementos de oro que pidió el dragón: el diente, el cinturón, el cepillo, la paleta, la llave en forma de esqueleto y el sombrero del bufón. Con todo esto, Rincewind se encamina a la Plaza, donde encuentra a la bruja. Había que hablarla de manera especial: siguiendo la secuencia saludo y sarcasmo. Luego le preguntó y ésta le entregó una alfombra. De nuevo la habló de manera especial: con enfado, saludo y sarcasmo. Rápido, nuestro amigo le cogió el libro de natillas mientras ella esperaba un beso de nuestro afamado, adorable y torpe mago.

Volvió al Espacio-L, donde cogió el libro de invocaciones y cambió la cubierta por la del libro de natillas de la bruja. Lo dejó en su sitio y esperó a que el ladrón lo cogiera.

Los asistentes celebran el rito como siempre, pero todo se inundó de natillas. Mientras, Rincewind comunicó al Patricio que todo había terminado con el dragón, pero en ese momento hizo aparición el mismo. Tras comunicar a Rincewind que iba a matar a todos los asistentes, incluido él mismo, salió volando dejando un agujero en el techo del Palacio que costaría mucho arreglar. Había que acabar con ese dragón, y todas las miradas apuntaron hacia nuestro mago.

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