Guía de Broken Sword II: Las fuerzas del mal
En Busca de las Piedras
Solución
Llegué rápido y veloz a la Isla Ketch, mi siguiente objetivo. En la playa había un hombre con muy mala pinta y antipático, llamado Bronson, que hacía los planos para mejorar la casa del risco. Aunque, en un instinto básico ya desarrollado, intenté quitarle los planos no pude. Sin embargo, si pude mirar por un aparato de medición, un teodolito, y ver un reflectante colocado en un mástil. En los muelles, se encontraba un chico de mala reputación, pero que en realidad era muy buena persona; se llamaba River. Después, subí los escalones que conducían a la casa del risco, que era el museo Ketch, un famoso pirata que, según el chaman, cogió una de las piedras, donde dos de sus parientes charlaban. Hablé con ellas con buen rato. Intenté después abrir la puerta, pero no me dejaron porque Bronson estaba mejorando la casa.
Volví al muelle a conseguir más información de River, y luego donde a la casa del risco para hablar con las dos mujeres sobre Emily, una chiquilla molesta, y sobre el gato. Engañé ambas que fueron a la captura de emily y River, amigos pero muy malas compañías juntos, así que las dos mujeres salieron a por ellos. Volví donde River para ayudarle a escapar, pero las mujeres no estaban allí. River y yo mantuvimos una amistosa charla sobre los peces, y le suministré el gusano muerto (sencillamente asqueroso llevarlo todo este tiempo) para que me pescara algo. Volví al cabo de un rato y River me pescó... una parte de una bicicleta oxidada. Bueno, a pesar de esto, le quité la cámara. Le pedí otro pez a River y me fui, volviendo al cabo de un rato y obteniendo, ahora sí, un bello pez.
Volví al museo Ketch, y me fijé en la pelotita roja del gato. Tras unos intentos fallidos, pensé que habría que ir por otros caminos. Coloqué y subí por la escalera que había, coloqué la cámara en el mástil y el pescado en la cámara; distrayendo así la atención del gato para quitarle, con mi velocidad caracterizada, la pelota roja al gato. Y después recogí la cámara. Me fijé, además, en un árbol apropiado para usar mis habilidades de lanzador, así que le puse la cámara y probé puntería. Primero con el carbón, que fallé, y luego con la pelota roja dando al reflectante. Bronson subió al cabo de un rato algo cabreado, y subió por la escalera. El cuerpo me pedía hacerle una de las mías, así que cuando ascendió y se quedó mirando eso le quité la escalera, quedando más colgado que yo en Navidad. Recogí el marcador del suelo, y, en la playa, los planos y el teodolito. Subí de nuevo a la casa del risco donde ya estaban las dos hermanas, a las que mostré los planos de Bronson, que las estafaba, y perdieron su confianza ganándomela yo.
Volver arriba