Black Crown puede considerarse el último intento serio de Topo Soft por adaptarse a los nuevos tiempos, dejando atrás la era de los 8 bits.
El juego fue una mezcla de estrategia, acción, juego de tablero y algún toque de rol. Sin duda, una apuesta arriesgada que resultó ser un fracaso y a día de hoy es un juego muy desconocido por los gamers en general.
El juego se desarrollaba en un tablero, en el que podían jugar de 1 a 4 jugadores. Al realizar los movimientos, se producían las escenas de acción, donde el jugador manejaba a su personaje, todo esto mezclado con algún toque de rol y la habilidad estratega de los jugadores para ganar la partida.
Los gráficos y el diseño del juego estuvieron realizados por Jorge Azpiri, sobrino de Alfonso.
Tiene soporte para las tarjetas de sonido Ad-Lib.
En aquellas cuatro ciudades que siempre había reinado la paz, las tierras eran prósperas, los alimentos abundantes y los habitantes llevaban una vida tranquila y exenta de privaciones.
Hasta que un día una enorme polvareda apareció en el horizonte y tras ella la figura fantasmagórica de cuatro siniestros caballeros, proyectándose como una tétrica sombra sobre las cuatro ciudades, eran los cuatro Jinetes del Apocalipsis
A partir de ese momento nada volvió a ser igual en aquellas tierras, las desgracias se sucedieron, el hambre, la peste, la guerra y la desbordada y repentina avaricia de los que en otro tiempo fueron tranquilos habitantes, convirtió a aquellas ciudades en siniestros lugares llenos de miseria y podredumbre
Todo el poder de aquellas siniestras criaturas procedía de la Corona Negra, que se encontraba en el castillo donde ellas habitaban. Y decía la leyenda que sólo recuperando la corona volvería la paz a aquellas tierras y que desde ese momento las cuatro ciudades formarían un solo reino gobernado por aquellos que lograran recuperarla.
Los tres mejores guerreros de cada pueblo estaban dispuestos a intentarlo, para ello deberían llegar al castillo, pero para conseguirlo antes tendrían que atravesar cada uno de los tres territorios enemigos, ya que sólo de este modo las puertas del castillo se abrirían para ellos.
Todos perseguían lo mismo, pero sólo uno podría lograrlo.
La portada fue realizada por Ramón G. Teja.