Guía de Vudú Kid
Vivan los Muñones
Solución
Sin más dilación encontré un cofre abierto, en cuyo interior cogí una palanca. También encontré un árbol de Navidad, un muerto viviente durmiendo y una cuerda colgada, en lo que parecía una clásica trampa. Corté la cuerda con el bisturí y pasé al otro lado. Allí, me hice con un zapato y eliminé diez cucarachas en un tiempo récord. Continué y miré todo lo que podía mirar, incluyendo otro muerto viviente dormido y un cartel. Tiré de la palanca de la estantería llevándome el susto de que la cama del muerto se levantó, pudiendo coger debajo dos cabezas de hachas.
Salí de allí y entré en una especie de almacén, donde descubrí una trampilla tras un saco de trigo. Dentro, cogí unos huesos triturados y una cadena, justo en el momento en el que el Barón Morgue zarpaba hacia la Isla de las Almas Perdidas. Necesitaba pasar al otro lado de la habitación, y no mejor manera que usando la cadena en el gancho del techado. En otra habitación, tras mirar en un armario, cogí un poco de leña y salí de allí.
Llegué sin comerlo ni beberlo a la cocina, donde me hice con un destornillador. Puestos a liarla, encontré un bol con gelatina de vómito que usé en un molde de pastel. Así creé una comida para el loro, aunque eso no había nadie que se lo comiera... al menos en su sano juicio. Usando la palanca en un tostador muy viejo, hice que la cinta transportadora fuera al revés, la volví a usar y miré en las ruedas dentadas. Esto estaba mal colocado, y puse en su correcto sitio las ruedas dentadas. Tras esto, y darle al interruptor, tuve la sensación de que alguien se reía... aunque la dejé de lado al meterme en la cinta transportadora.
Caí en un comedor, donde encontré de nuevo a mi amigo el mayordomo, con quien hablé. Más tarde, cogí el martillo, después de la animada charla, e intenté escapar por las escaleras mas me resultaba imposible. Harto, abrí, a base de martillazos sonoros, el armario de las bebidas. Me hice con un barril de agua pura y una loa, dándole el barril al mayordomo para que apagase la chimenea. Fue innecesario, porque fui capturado de nuevo en un círculo de fuego. Usé la loa en mí y me convertí en espíritu, escapando por la chimenea.
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