Rescatando plátanos
Cuando en el año 1994 se pensaba que Super Nintendo ya había demostrado todo lo que podía ofrecer, llegó Rare con un juego que nos dejó a todos con la boca abierta tanto por su jugabilidad como por sus gráficos. Era el retorno del famoso gorila de Nintendo en un juego que se tituló Donkey Kong Country.
Desde su fundación en el año 1985, Rare se había forjado una reputación desarrollando cerca de 40 títulos hasta el año 1994, entre los que destacan la saga Battletoads y Killer Instinct. Sus beneficios los invirtieron en desarrollar técnicas para el prerrenderizado 3D. Estos gráficos en 3D impresionarion a Nintendo, así que compraron el 49% de Rare y la hicieron su Second Party. De esta unión se creó la idea de Donkey Kong Country, que combinaría una jugabilidad de plataformas clásico con unos gráficos revolucionarios en la época.
La combinación no pudo ser mejor, ya que el juego fue aclamado tanto por la crítica como por el público, llegando a vender 9 millones de copias en todo el mundo y convirtiéndose en el segundo juego más vendido de la consola Super Nintendo. Shigeru Miyamoto, el cual estaba involucrado en el proyecto, criticaba el juego de jugabilidad de mediocre, aunque esta vez parece que estuvo totalmente equivocado dado el éxito del juego.
Este éxito hizo que salieran una segunda y una tercera parte para Super Nintendo, y años más tarde diferentes versiones portátiles. En el año 2000 fue publicada una versión para Game Boy Color, que pese a no tener los mismos gráficos, lucía estupendamente y mantenía la esencia del original. En 2003 salió una versión para Game Boy Advance, muy parecida a la versión de SNES.
Como ya he dicho, Donkey Kong Country no solo eran unos gráficos bonitos y relucientes, su jugabilidad hacía de él un juego muy divertido de jugar. Controlamos a Donkey Kong y a su amigo Diddy Kong, un simpático chimpancé, que deben derrotar al ejército de King K. Rool para recuperar los plátanos que el malvado Rey les ha robado.
Así empieza la aventura de Donkey, debe viajar desde su cabaña hasta el mismísimo barco de King K. Rool recorriendo multitud de niveles corriendo, saltando, rodando y derrotando enemigos. Durante los escenarios encontramos diferentes objetos con los que podemos interactuar, como barriles que podemos lanzar, barriles que sirven de cañón para lanzarnos y lianas donde nos podemos balancear.
Durante todo el juego podemos llevar a cualquiera de los dos simios, los cuales se van haciendo compañía durante las pantallas. Diddy Kong es más ágil que Donkey, pero Donkey dispone de un ataque único con el que puede derrotar a los enemigos con sus manos. Si un enemigo nos hiere, el simio al que estemos controlando queda eliminado y tenemos que seguir usando al otro, y si nos vuelven a herir perdemos una vida. Hay unos barriles especiales que permiten recuperar al simio que hayamos perdido.
Otro elemento interesante son los diferentes animales que podemos usar durante algunas pantallas. Al montarnos en ellos nos ofrecen alguna habilidad interesante que nos ayudará. Por ejemplo, el Rinoceronte tiene una poderosa carga que mata enemigos y destruye paredes, y la Avestruz puede planear largas distancias.
A todos estos elementos se le suma la gran variedad de escenarios que componen el juego. Recorremos selvas, minas, cuevas, ruinas, escenarios acuáticos, fábricas... todos con un diseño excelente.
En definitiva, Donkey Kong Country puso las cartas sobre la mesa y demostró que a Super Nintendo aún le quedaba mucho que ofrecer. Aún a día de hoy es un gran juego que se puede jugar y disfrutar como antes, ¡así que no lo dudéis si aún no lo habéis hecho!