¡Detrás de tí, un mono con tres cabezas!
Al escuchar The Secret of Monkey Island todos los gamers deberíamos guardar silencio en señal de respeto a tan magna obra. Son pocos los juegos grabados de forma permanente en la mente de los jugadores, y el presente es uno de los privilegiados, gracias a sus innumerables virtudes y podría decirse que inexistentes defectos.
Los responsables de elevar el género de las aventuras gráficas a la categoría de arte no fueron otros que los inolvidables Ron Gilbert (quien ya había hecho anteriormente Maniac Mansion) y Tim Schafer, quien se ganó la fama de ser un genio en crear interesantes argumentos y tramas para los videojuegos.
Para el desarrollo del juego se utilizó el sistema point & click que ya empezaba a ser un clásico, con el lenguaje de script creado por el propio Gilbert, el archiconocido SCUMM (Script creation utility for Maniac Mansion), que facilitaba la creación de lugares, objetos y secuencias de diálogos.
La idea de hacer una aventura de piratas empezó a gestarse en la mente de Gilbert tras realizar Maniac Mansion. La idea fue bien recibida en Lucas Arts, sobretodo gracias al éxito que había tenido Maniac Mansion, pero la producción tuvo que posponerse debido a que la compañía estaba enfrascada en Indiana Jones. Una vez finalizado el juego de Indy se decidió dar luz verde al proyecto y se pusieron manos a la obra.
En las primeras versiones, el juego se conocía como "Mutiny at Monkey Island" y, sorprendentemente, no aparecía Guybrush en el guión. Viendo que el trabajo de hacer una buena historia podía escapársele de las manos, decidió aunar fuerzas con Schafer y Dave Grossman, que le ayudaron mucho en el guión y, en palabras del propio Gilbert, cada uno tenía un tipo de humor diferente por lo que echaba mano de uno u otro según la situación del juego así lo requiriese.
Uno de los elementos más recordados del juego fue el duelo a espada con insultos, donde debíamos atacar o defendernos de nuestro contrincante lanzando un insulto o una réplica a un insulto lanzado por el adversario. La mecánica de estos duelos la extrajo en cierto modo de las películas de capa y espada protagonizadas por el famoso actor Errol Flynn.
El escritor Orson Scott Card ayudó a escribir los insultos en una visita a Skywalker Ranch, el centro de operaciones de la compañía. Por otra parte, algunas de las líneas de diálogo de los personajes fueron extraídas de las vivencias propias de los creadores, como la aversión de Schafer a las setas.
Gilbert utilizó dos fuentes de inspiración principales. Por una parte el libro de Tim Powers titulado "En Costas Extrañas (On Stranger Tides)" y por otra parte la atracción de DisneyLand, "Pirates of the Caribbean".
El juego está lleno de referencias y guiños, especialmente hilarante es el del personaje Cobb que podemos encontrar en el SCUMM Bar, quien va ataviado con un pin de Loom y nos anima a comprarlo.
Nuestra aventura comienza en la isla caribeña de Mêlée, donde un joven llamado Guybrush Threepwood aspira a ser pirata. Para ello, decide encaminarse al bar de la isla para dirigirse a los líderes pirata que le someterán a tres pruebas: derrotar a Carla, la maestra de esgrima, en un duelo de insultos, robar una estatua de la casa de la gobernadora; y encontrar un tesoro enterrado.
En su dislocada aventura, conocerá a Elaine Marley, la gobernadora, de quien se enamorará. Sin embargo, el malvado pirata fantasma LeChuck también lo está, desde sus días en los que estaba vivo. La tripulación de LeChuck secuestra a Elaine y se la lleva a Monkey Island, donde Guybrush deberá ir a rescatarla.
En Monkey Island predomina el humor. En todo el devenir de la historia, nos enfrentaremos a hilarantes momentos. Por un lado, los duelos de espada con insultos comentados anteriormente. ¿Quien no recuerda las siguientes frases?
- Peleas como un granjero.
- (Réplica) Que apropiado, tu peleas como una vaca.
El ¡Mira detrás de tí, un mono con tres cabezas! y otras muchas que nos harán tener carcajadas. Tampoco hay que olvidar a los excéntricos personajes secundarios, como el verborreico Stan, el vendedor de barcos; los hermanos Fetuccini del circo, Herman Toothrot, o los caníbales con el irrepetible Caralimón.
La mecánica del juego es muy similar a la que se hizo popular en aquellos años. Un menú inferior donde disponíamos de nuestro inventario y las acciones a realizar. Por otra parte los importantes diálogos con los personajes, por una parte por la trama, y otras simplemente para arrancarnos una sonrisa. Y como en toda aventura que se precie, utilizar nuestro ingenio para avanzar. Hay un momento que todos recordarán, utilizar el pollo polea en un cable para poder ir a la casa de MeatHook.
A aquellos jugadores más jóvenes que no pudieron disfrutar en su día de esta obra de arte binario, ya pueden hacerlo. Si las versiones originales les resultan demasiado retro, han aparecido versiones mejoradas adaptadas a nuestros días, aunque yo soy partidario de todo el clasicismo de la versión original. Soy un romántico, que le vamos a hacer.
¡Larga vida a Monkey Island!