Jugando con el Frisbee
En los años 90 las máquinas recreativas aún pegaban fuerte entre la población, ofreciendo una gran variedad de juegos Arcade donde los géneros de lucha y beat'em up y shoot'em up eran los reyes. No obstante, salían otros títulos interesantes que aún muchos recordamos, como Windjammers, un juego de competición donde debemos colar un frisbee en la portería del adversario.
El juego fue publicado en 1994, desarrollado por Data East y publicado por SNK para su máquina recreativa Neo Geo. La mecánica del juego es similar a la del clásico Pong, desde una vista aérea controlamos a uno de los dos jugadores para atrapar el disco y volverlo a tirar sin descanso. Eso sí, en Windjammers podemos seleccionar la dirección que va a tomar el disco.
Como buen juego Arcade de la época, las partidas son realmente rápidas y en cada partido tenemos 3 sets de 30 segundos para intentar ganar al rival. Para anotar puntos tenemos que superar la defensa del rival y marcar en su portería, que dependiendo en que zona de la portería marquemos anotaremos 3 o 5 puntos. También puede ocurrir que el frisbee caiga al suelo, y en tal caso se otorgan 2 puntos al jugador del lado contrario donde el frisbee haya caído.
Para seleccionar tenemos 6 personajes diferentes, cada uno con su agilidad, fuerza y disparo especial. Como curiosidad, entre los personajes hay un español llamado J. Costa, equilibrado en fuerza y agilidad. Los disparos especiales se pueden realizar cuando el frisbee queda suspendido en el aire y el jugador se coloca debajo para cargar el tiro hasta que el frisbee cae. Una vez el tiro está cargado, estos especiales son casi imposibles de parar por el contrario.
El objetivo de la partida es ganar a todos los jugadores, cada uno en un escenario diferente. La primera pista no tiene ningún obstáculo, pero las siguientes tienen pequeñas paredes que hacen rebotar el frisbee y predecir el destino sea mucho más difícil, así que nos costará mucho sudor poder derrotar a todos.
También hay que decir que como la mayoría de juegos de recreativa de la época, la dificultad es endiablada y puede hacer que nos aburramos muy pronto. Pero si se consigue cogerle el punto, es un juego muy divertido que nos dará (y me dio en su momento) muy buenos ratos.