Creador de La Abadía del Crimen
A lo largo de la historia de la humanidad no son pocos los genios que nos han dejado prematuramente, muchos de ellos incomprendidos por ser unos avanzados en su época y tener una amplitud de miras que el resto de sus congéneres, y la propia industria a la que pertenecen, no tienen.
Francisco Menéndez González (Avilés 1965 - Sevilla 1999), más conocido como Paco Menéndez, fue uno de los padres de los videojuegos en España y probablemente uno de los personajes más relevantes en la historia del software patrio, pese a su corta trayectoria.
Paco siempre tuvo muchas inquietudes acerca de la investigación y de aprender cosas nuevas. No en vano, a los 15 años empezó a hacer sus primeros pinitos en lenguaje BASIC utilizando los Commodore PET que las aulas informáticas de su instituto poseían, mientras cursaba 2º de BUP.
Fue durante esta época cuando conoció a Carlos "Charlie" Granados, Camilo Cela y Fernando Rada, quienes años más tarde fundarían Made in Spain. Pero antes, adquirirían experiencia trabajando para Indescomp, compañía pionera en la industria de los videojuegos en España y que nos dejaría joyas como La Pulga de Paco Suárez. Sus primeros trabajos se limitaron a preparar la llegada del ZX Spectrum a España, localizando títulos ingleses al español.
Poco más tarde decidiría irse junto a sus tres compañeros y fundar Made in Spain. Allí participó de forma muy activa en su primer gran juego: Fred (en Inglaterra, donde tuvo mucho éxito, se conoció como Roland on the ropes). El juego partió de una idea original de Carlos Granados, y nos ponía en la piel de un intrépido arqueólogo que escudriñaba laberínticas pirámides en busca de grandes riquezas.
Poco después se fraguó uno de los mejores juegos del software nacional: Sir Fred. La idea básica partía de Fred, pero se le añadieron muchísimas mejoras en la jugabilidad, algunas inéditas en la época, además del cambio ambiental, dejando de lado los desérticos parajes egipcios por un decorado más caballeresco y medieval, propio de la capa y espada. Llamó especialmente la atención el enfoque hacia la videoaventura y la enorme complejidad del juego. Siempre se ha dicho que gran parte de la culpa del éxito del juego fue de Paco Menéndez, cuyo afan de superación era notorio y que se tradujo en un soberbio juego.
Sin embargo, en este punto Paco se llevó su primera decepción con la industria. La empresa encargada de su comercialización fuera de nuestras fronteras fue Mikro-Gen, quienes no cumplieron nada de lo pactado y no pusieron los medios económicos prometidos, por lo que el juego se distribuyó tarde y mal, lo que provocó que fuera un fracaso de ventas fuera de España. Dentro de nuestras fronteras, el juego fue alabado por su calidad técnica pero también criticado por su complicado control, no porque estuviera mal programado sino porque era bastante más complejo que lo visto hasta la fecha. Sir Fred fue un juego adelantado a su tiempo, para jugadores experimentados, no para nadie que buscara una diversión rápida y sin mayores complicaciones.
Superada esta primera decepción, los chicos de Made In Spain decidieron seguir con dos proyectos nuevos. Carlos Granados y Fernando Rada se encargarían de El Misterio del Nilo, mientras que Paco Menéndez y Juan Delcán se encargarían de La Abadía del Crimen. Esta división, a la postre, supondría la separación profesional que no de amistad de este grupo de programadores, los dos primeros fundarían Zigurat, empresa dedicada sobretodo a la comercialización de juegos, mientras que Paco Menéndez decidiría irse a Opera Soft para realizar la versión de PC de La Abadía del Crimen, ya que su pasión era programar y no la gestión empresarial.
Y qué decir de La Abadía del Crimen que no se haya dicho ya, considerado el mejor juego hecho en España y siempre presente en los mejores de la historia y el mundo. El juego es una adaptación de la célebre novela de Umberto Eco, "El Nombre de la Rosa", donde controlamos a Fray Guillermo de Occam y su discípulo Adso, quienes deben resolver los misteriosos asesinatos que se están cometiendo en la abadía.
Lo primero que llama la atención de este juego es su nombre. Según se cuenta, el escritor italiano no logró comprender lo que era un videojuego (hay que recordar que en aquella época era un sector en pañales y que no gozaba ni mucho menos de la popularidad de hoy en día) y, por lo tanto, decidió no ceder los derechos del título de su obra.
Y después de esta anécdota, el juego destacaba en todo. Fueron 14 meses de intenso desarrollo, Paco encargado de las tareas de programación y Juan Delcán, amigo de la infancia de Paco y arquitecto de profesión, diseñador del mapeado de la Abadía. El juego gozaba de una profundidad tanto argumental como de inteligencia artificial sin parangón en la época, aderezado con una excelente ambientación. Debíamos seguir las rutinas de todo monje franciscano, como acudir a misa o seguir las órdenes del abad, de no hacerlo cometeríamos una falta grave y seríamos expulsados, dando por finalizado el juego. Por lo tanto, el jugador debe ingeniárselas para proseguir su investigación mientras cumple con sus labores y poco a poco ir desentrañando el misterio hasta resolverlo.
El boca a boca fue fundamental para el posterior éxito del juego. En un principio, no cosechó de entrada una gran cifra de ventas, pero su progresión fue imparable y se acabó convirtiendo en el mito que es hoy en día.
Desarrollada la versión para CPC, Spectrum y MSX, Paco decidió ir a Opera Soft para pedir ayuda a su viejo amigo Paco Suárez, para conseguir lanzar una versión para PC. El acuerdo fructificó y un año más tarde la versión vería la luz.
Sin embargo, con el lanzamiento para PC de su obra maestra, Paco Menéndez decidió abandonar definitivamente el desarrollo de juegos. La decisión vino motivada por la mercantilización del sector, donde ya se empezaba a notar que los talentosos y animosos jóvenes programadores se veían sometidos a la presión de los números de ventas y al cada vez más competido mercado videojueguil. Ya no se tenía la libertad de antaño, sino que había ciertas normas y objetivos que cumplir, por lo que la imaginación y las ganas de hacer algo diferente se veían coartadas por los fríos números del beneficio.
Tras abandonar el mundo, Paco Menéndez decidió seguir con sus estudios en Ingeniería en Telecomunicaciones, y empezó a trabajar en algo que él denominó "Memoria matricial inteligente", una memoria que permitiría el procesado de datos en paralelo a un bajo coste.
Este proyecto consumió nueve años de su vida, y en los tres últimos creyó ser capaz de tener un prototipo funcionando. Pero la enorme presión a la que se veía sometido y el enorme esfuerzo económico que supuso esta investigación, quebraron su personalidad coherente y tranquila. Con tan sólo 34 años, decidió quitarse la vida arrojándose al vacío desde su piso de Sevilla.
Descanse en paz, maestro.
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