Lleva a la Doncella de Orléans a la victoria
Como pasa en todas las facetas del arte o expresiones artísticas (y los juegos no son menos), hay ciertas creaciones que, a pesar de tener una calidad notable, pasan desapercibidos en un momento de la historia y luego ya es difícil obtener ese reconocimiento. Y para mí es lo que le pasó a este fantástico juego.
El juego apareció en 1989, con el nombre Joan of Arc: The Siege & The Sword, creado por la desconocida compañía Chip y distribuído por la compañía Brøderbund.
Desde un primer momento, está patente la fidelidad histórica con la que se trató de hacer el juego y la cantidad de opciones que tenía para la época. Empiezas con un pequeño ejército liderado por el futuro Carlos VII, Delfín de Francia allá por el 1417, que tiene como primer objetivo marchar hacia Réims, donde le espera Juana.
Una vez hecho, podrás controlar a Juana y asediar Orléans, tu próximo objetivo, para poder así coronar al Rey definitivamente en Réims. Una vez realizadas estas dos primeras acciones, ya tienes libertad total para moverte por el mapa. El juego se presenta como un mapa dividido en provincias, que no son más que casillas, donde podrás ir moviendo tus tropas y realizando los asedios y conquistas correspondientes, o bien fortificando tus plazas más importantes, todo dividido en turnos de juego.
Como comandante de los ejércitos, podrás crear nuevas tropas para que te ayuden en tu objetivo de expulsar a los ingleses y a los borgoñones. El juego se dividiría en dos partes fundamentales: la de acción y la de estrategia / gestión.
La primera consistiría en desplazar nuestros ejércitos hacia territorios hostiles y emprender conquistas o bien defender nuestras posesiones. La fase de asalto a un castillo estaría dividida en dos partes: en primera instancia deberás cruzar el puente levadizo del castillo pasando por la espada a todo soldado que te salga al paso, y la segunda parte deberás coronar una torre subiendo por escaleras de asalto, rechazando con tu brazo las piedras que te tiren los soldados defensores desde la parte superior, o saltando a otra escalera si te lanzan aceite hirviendo.
Si el asedio es al revés, es decir, el jugador es el defensor, solo se jugará la segunda parte, donde controlarás a un soldado en la parte superior de la torre, lanzando las piedras y el aceite (ojo, que es limitado) a los contrincantes que intenten llegar a lo más alto.
Además de los asaltos a los castillos, dispone de dos minijuegos más. En el primero de ellos, deberás enfrentarte en duelo al comandante enemigo, a caballo y eligiendo el arma con la que te sientas más a gusto; en el segundo, es un combate a campo abierto, donde dispones de cuatro tipos de tropas (infanteria, caballería, artillería y arqueros) que deberás desplazar inteligentemente por el campo de batalla y acabar con el enemigo, indicando cuando realizar los ataques y cuando moverse.
La parte de acción del juego acabaría aquí, pero queda otro punto importantísimo: la parte de gestión. Dispones de multitud de opciones: diplomacia para llegar a treguas, espionaje para saber más sobre el enemigo, recaudar impuestos para el tesoro real, utilizar la justicia real para ajusticiar a un comandante enemigo si lo has capturado durante una batalla (el castigo es la decapitación), crear nuevos ejércitos o asignar más efectivos a los ya existentes, o bien inicar una campaña bélica contra alguna provincia enemiga.
Todas estas opciones disponen de más posibilidades en su interior, tendrás que descubrirlas y dominarlas para convertirte en un gran comandante.
Por último, y como ya hemos comentado anteriormente, el juego intenta ser bastante fiel a la historia, asi que en cierto momento del juego Juana será capturada y, si no lo evitas, quemada en la hoguera.