El shooter japonés del año 3000
Hacemos un parón de la saga de videojuegos españoles para cruzarnos el mundo entero hasta Japón, para un juego exclusivo de Mega Drive (o Genesis), desarrollado por Renovation Game, una filial de Telenet Japan, famosos por desarrollar Exile y que se fusionaría en pocos años en Riot.
El juego que nos ocupa, Gaiares, responde a esa ola de shooters de scroll lateral que tanto triunfaron en la segunda parte de los años 80 y los primeros años de los 90, en los que normalmente pilotábamos una nave, de ritmo frenético, reflejos rápidos y una habilidad, a veces prácticamente inhumana, para esquivar los disparos de los enemigos que ocupan prácticamente toda la pantalla. En muchas ocasiones, como el que nos ocupa, el diseño del entorno y de los enemigos es muy futurista, a veces cyberpunk.
Año 3000: Páramo terráqueo
El argumento es el siguiente: Es el año 300x. La tierra ha sido devastada por humanos sin escrúpulos, dejándola inhabitable y completamente contaminada. Los terroristas espaciales, Gulfer, planean recolectar la contaminación para fabricar algún tipo de arma que funcione con desechos. Los buenos, los Leezaluth, no están contentos con eso, por lo que deciden que tienen que hacer estallar la Tierra antes de que Gulfer llegue a ella. Le dan a la Tierra un ultimátum: destruyen a Gulfer o Leezaluth destruirá la Tierra. Para ayudarlos, Leezaluth proporciona al último héroe de la Tierra, Dan, un arma especial: el sistema TOZ.
Tras una larga introducción donde vemos algunos de los personajes, diseñados al típico estilo japonés, empezamos nuestra aventura a lo largo de ocho pantallas.
El orbe TOZ
Como comentaba con anterioridad, el juego es un shooter de scroll lateral que tiene la particularidad del sistema TOZ, un orbe que orbitará a nuestro alrededor, ayudándonos a derribar enemigos, ya que también disparará cuando nosotros lo hagamos, pero además, podremos lanzarlo contra algunos enemigos para robarles sus armas.
La variedad de enemigos es enorme, desde bandadas de naves en formación, pasando por enemigos situados en el suelo firme, así como los fastuosos monstruos finales, algunos de enorme tamaño y con un cuidadísimo diseño.
Como suele ser habitual en estos juegos, a lo largo de las pantallas, encontraremos algunos objetos power-ups que nos proporcionarán mejor armamento o protección.
Respecto a la interfaz, situada en la parte superior, es muy sencilla: barra de vida y arma equipada, número de vidas restante y hi-score.
El juego destaca en todos los ámbitos que un juego de este estilo debe destacar: una fluida jugabilidad, que nos permita mover la nave sin ningún esfuerzo, un diseño de pantallas muy cuidados y variados, una buena banda sonora y ritmo frenético.
Es tremendamente divertido y adictivo y, a pesar de tener más de 30 años, es perfectamente jugable hoy en día sin que sintamos esa losa del paso del tiempo que afecta a otros videojuegos retro. Merece mucho, mucho la pena.