Las 12 + 1 victorias del piloto zamorano
En NoSoloBits, con el paso del tiempo, nos hemos dedicado a hacer reviews de los videojuegos españoles que protagonizaron alguno de los deportistas nacionales más famosos del momento: Emilio Butragueño, Michel, Jorge Martínez "Aspar", Carlos Sainz, Poli Diaz, Perico Delgado... Repasando mentalmente, creía recordar que nos dejábamos uno de motociclismo, protagonizado por uno de los pilotos más importantes de la historia de esta disciplina del motor, Ángel Nieto, con un trufado palmarés con 13, o como le gustaba decirlo a él debido a su triscaidecafobia (miedo irracional al número 13): "Mis 12 + 1 victorias".
Fue desarrollado por la mítica Opera Soft, quienes en el año 1990, vieron el posible filón que había en la adquisición de licencias basadas en deportistas, tal y como demostraban alguno de los juegos que hemos citado antes. Así que ese año apostaron fuerte por este tipo de títulos, lanzando dos al mercado, el ya citado Poli Díaz y del que hablaremos, Ángel Nieto Pole 500.
Tras una primera configuración del juego, donde podremos escoger, por ejemplo, que tipo de cambio de marchas queremos utilizar, podremos proceder al inicio del campeonato. Si bien en otros juegos de motociclismo o rallies del momento se apostaba más bien por una vista cenital, en este caso se opta por una en tercera persona al estilo Out-Run.
Tendremos que pilotar por alguno de los circuitos más famosos del mundial como Laguna Seca en Estados Unidos, el de Jerez en España, Misano en Italia.... Para ambientarnos un poco más, el fondo de la pantalla tenía algo característico del país/circuito, como bosques, montañas, etc. Resulta curioso (eran otros tiempos) que al finalizar la carrera pudiéramos ver nombres de pilotos reales, algo que hoy en día valdría un dineral, pero que en aquél entonces se hacía sin ningún problema, como Sito Pons, Joan Garriga, Wayne Rainey...
Pasando a la jugabilidad, siempre me pareció algo tosco en su manejo, eso sí, una vez que te acostumbrabas no diré que fuera un juego fácil pero resultaba más fácil al menos domarlo. Para mí siempre hubo dos partes fundamentales: cambiar en el momento oportuno la marcha (el cuentakilómetros en la parte superior de la interfaz era esencial) y saber cuando empezar a tomar la curva, siendo este segundo punto crucial para no perder tiempo al chocar contra alguno de los obstáculos de fuera de la pista, como los carteles o las farolas.
Me gustaría comentar algo más del juego pero la verdad, no tenía mucho más. Quizá esto siempre fue lo que me resultó un poco aburrido, y es que quitando el decorado todas las carreras eran prácticamente iguales, y el manejo de la moto tampoco era muy completo, así que se hacía repetitivo algo pronto. Sin duda alguna, esto impactó de forma directa en el éxito del juego o, mejor dicho, en su recuerdo. Si bien otros juegos deportivos realizados (y protagonizados) por famosos deportistas han perdurado en el recuerdo hasta nuestros días, no tengo la sensación de que haya pasado lo mismo con este Ángel Nieto Pole 500. Pero siempre hay que animar a echarse una partida, aunque sea en memoria del piloto!