Bajo el yugo robótico
A principios de los 90, los videojuegos se encontraban a años luz de lo que son ahora en cuanto a realismo, los gráficos distaban mucho del ultrarrealismo del que ahora gozan. En aquél contexto, los videojuegos querían asemejarse al cine, dar la sensación de ser como una película interactiva, una experiencia cinematográfica más inmersiva. Es por eso que muchas compañías como Cinemaware o la que nos ocupará hoy, Cineplay, apostaron por ello, teniendo éxito dispar.
La aventura de la que vamos a hablar hoy es Free D.C., de la ya citada Cineplay, compañía de hecho formada por antiguos miembros de Cinemaware, que tuvo un recorrido efímero ya que solo llegaron a desarrollar el juego del que hablaremos hoy y publicar otro de desarrollo externo. Fue tal el fracaso comercial de este juego que la compañía no siguió adelante.
El juego nos propone un futuro distópico donde los robots han tomado el control del planeta tierra y los últimos humanos que quedan están recluidos en un zoo (vaya ironía!). Sirven para el entretenimiento de los mandamases robots. Sin embargo, una ola de crímenes está ocurriendo, tienes 12 horas para encontrar al responsable y averiguar el porqué de dicha matanza.
Antes de hablar más del juego, un apunte técnico: los personajes están diseñados utilizando la técnica "Claymation", popular en el mundo de la animación, lo que refuerza esa vocación cinematográfica. Por otra parte, se incluyeron algunas voces digitalizadas.
Una de las primeras cosas que llama la atención de esta aventura point & click es que no hay un conjunto cerrado de acciones. En la parte superior de la interfaz, nos aparecerán las distintas acciones que podemos hacer, dependiendo de la situación en la que estemos, pudiendo escoger entre varias. Por poner un ejemplo, en la primera escena del juego, un robot con malas pulgas nos saldrá al encuentro teniendo dos opciones: o luchar utilizando nuestra pistola del inventario o salir corriendo.
Por otra parte, tiene bastante diálogo en algunos momentos, apareciendo en una ventana con el rostro del personaje con el que estamos hablando y el texto. Otra decisión importante de diseño, es que el juego tiene un desarrollo menos lineal y más abierto, teniendo el mapa de exploración en la parte inferior de la pantalla.
También tendremos una barra de vida, algo más propio de los juegos de acción, pero esta aventura mezcla los dos géneros. Nos saldrán al encuentro distintos robots que tendremos que abatir, pero también podrán dañarnos hasta matarnos.
Otro punto a destacar es la recreación de este mundo distópico y la variedad de escenarios, algo que favorece meternos en el juego. Pero, si todo pinta tan bien, ¿Por qué el juego no triunfó? Pues el juego tiene muchos defectos. A veces es algo tosco en el control, pero lo más importante, a veces aburre, hay que ir para arriba y para abajo con poca cosa que hacer, los puzzles no son demasiado atractivos. De hecho, a veces también resulta algo repetitiva en esa fase de exploración, encontrándonos enemigos, abatirlos, seguir adelante y vuelta a empezar.
En mi opinión, creo que es un juego que tiene una fantástica puesta en escena, con muy buenas ideas pero que se vio superado por las limitaciones técnicas. Es un juego que se avanzó a su tiempo, quedando algo a medias, como si faltara algo. Por otra parte, la hibridación de géneros entre aventura gráfica y algo de acción tampoco quedó demasiado bien.
En cualquier caso, es una rareza a la que merece la pena echarle un vistazo.