Recordando
Retro Review de Moonstone: A Hard Days Knight

El ahínco del caballero

Hace una semana escasa, dándome mi vuelta diaria por tuiter, un usuario publicó una captura de un juego que accedió a un lugar de mi memoria totalmente sepultado. Recordaba haberlo jugado siendo un crío, incluso que había cosas que me llamaban poderosamente la atención, pero no recordaba el título ni la compañía ni nada con lo que buscar. Así que lo más normal en estos casos, es preguntar amablemente al usuario por el juego, a lo que contestó amablemente: Moonstone: A Hard Days Knight.

Por supuesto, el paso lógico era hacer una review en NoSoloBits y rememorar la tierna infancia. El juego fue desarrollado por una grande en aquél momento, Mindscape, quienes tras pasar por varias manos acabaron desapareciendo como marca en 1996. Quizá no fueron especialmente relevantes en el mundo del desarrollo, pero sin duda alguna fueron importantísimos en la distribución, algo fundamental en aquella época donde toda la distribución era física y no existían tantas facilidades logísticas como ahora, todo un reto que pocas compañías conseguían cumplir diligentemente.

Volviendo al juego en sí, no es de extrañar que os diga que nos pondremos en la piel de un caballero medieval, del cual escogeremos nombre y color de indumentaria (entre cuatro posibles) justo al inicio del juego. Nuestra aventura tiene mucho de épica: algo extraño está sucediendo en nuestras tierras y un grupo de druidas decide invocarte como única salvación, siendo tu misión encontrar la piedra lunar o moonstone que da nombre al juego.

Una parte importante es que se puede jugar solo o con hasta cuatro jugadores. Los que al final no sean jugadores, los controlará la máquina y competirán contra nosotros.

El juego nos sitúa en un mapa desde el que nos deberemos ir moviendo a las distintas ciudades, ruinas y lugares a visitar. Lo haremos por turnos y, en cada lugar que visitemos, probablemente tengamos que combatir contra monstruos, otros caballeros (controlados por la máquina o por jugadores) u otros guardianes que nos pondrán las cosas difíciles. Dependiendo del enemigo a batir, tendremos que aprender sus rutinas de ataque o bien aprender el alcance de sus armas, para salir victoriosos. Al final de cada batalla nos podremos llevar el botín, ya sea dinero o equipamiento.

Y aquí viene una parte importante. El dinero nos servirá para ser gastado en las ciudades, bien para mejorar nuestras armas, armaduras u otros objetos, pero también para apostarlo en las tabernas a un curioso juego de dados.

Respecto al equipamiento, más allá de las armas y la armadura, hay otros objetos como amuletos o anillos que mejorarán nuestras stats (puntos de vida, fuerza...), así como algunos pergaminos con un propósito específico como la posibilidad de saltarse un combate, especialmente útil si nuestro personaje anda algo moribundo. Y, por supuesto, pócimas que nos permitirán restaurar vida.

A medida que vayamos visitando ciertos sitios, asistiremos a secuencias intermedias en las que la historia irá avanzando, algo así como un hilo conductor hasta llegar al final.

Lo que recordaba que me había sorprendido de pequeño de este juego es su violencia en los combates. Además de la sangre, podremos decapitar o cortar por la mitad a nuestros enemigos. Me pareció bastante inusual en aquella tierna edad cuando lo jugué por primera vez.

Sigue siendo bastante divertido, jugable y la ambientación medieval de espada y brujería muy conseguida, lo recomiendo totalmente!