Un fantástico beat 'em up con toques de RPG
El género fantástico medieval y los videojuegos siempre han congeniado de una manera excelente, dando como resultado títulos realmente memorables. Si bien es cierto que la fantasía medieval ha brillado principalmente en juegos de rol, con grandes exponentes como Lands of Lore o Baldur's Gate (entre muchos otros), también hay grandes juegos de otros géneros, como The King of Dragons, nuestro protagonista de hoy, el cual es un soberbio beat 'em up con pequeños toques de RPG.
The King of Dragons fue desarrollado y publicado por Capcom en el año 1991 para arcade. Se mantuvo en exclusiva para este sistema hasta 1994, cuando Capcom publicó una estupenda versión del juego para SNES, la cual no fue publicada en Europa. A lo largo de los años se ha podido ver en algunas colecciones de juegos de la compañía japonesa. El juego fue bien recibido, aunque siempre estuvo a la sombra de otros grandes éxitos de la compañía, entre ellos el todopoderoso Street Fighter 2, que había salido unos meses antes. Lo cierto es que el juego rebosa calidad, y con el paso de los años se ha convertido en todo un clásico de su género.
El juego nos sitúa en el reino de Malus, una tierra fantástica poblada por todo tipo de criaturas. Entre estas criaturas se encuentra el feroz dragón Gildiss, quien aterra a la población de la zona y se apropia de sus tesoros para guardarlos en su guarida. Cinco héroes tienen que embarcarse en una peligrosa aventura con la misión de derrotar al dragón y liberar así al reino de su tiranía.
A priori puede parecer que este juego es un beat 'em up puro y duro, pero a los pocos minutos descubrimos que ofrece una serie de mecánicas provenientes de los RPG que le sientan como anillo al dedo. La primera mecánica es la adquisición de puntos de experiencia, la cual hará que los personajes suban de nivel, mejorando así sus estadísticas, como el alcance de su ataque o la cantidad de vida. La segunda es encontrar mejoras de nuestras armas y armaduras en algunos cofres del juego, lo que mejorará nuestro ataque y defensa. Algunas de estas mecánicas las vemos en otros juegos posteriores de la compañía como Knights of the Round o los dos juegos de Dungeons & Dragons. Además, las clases de los protagonistas también son algunas las típicas que podemos encontrar en juegos de rol. Son las siguientes:
- Guerrero: Gran ataque y defensa. Dispone de escudo para bloquear ataques. No es capaz de lanzar ataques mágicos.
- Elfo: Ataca a gran distancia gracias a su arco. Es muy ágil, pero tiene poca vida.
- Enano: Tiene buen ataque y es muy ágil. El problema es que sus ataques tienen muy poco alcance. Al igual que el guerrero, también lleva escudo.
- Clérigo: Buen ataque y excelente defensa, aunque poca agilidad. Tiene la habilidad de curar a sus compañeros. También lleva escudo.
- Mago: Buen ataque con bastante alcance, pero es muy débil y tiene poca defensa. Es capaz de lanzar poderosos hechizos.
El juego ofrece cooperativo de hasta tres jugadores. Se juega con el joystick para mover al personaje en ocho direcciones y con dos botones, uno de ataque y otro de salto. Si pulsamos ambos botones a la vez realizaremos la habilidad especial del personaje, la cual nos quitará una porción de vida. Los héroes que llevan equipado escudo pueden bloquear ataques si pulsamos el joystick hacia atrás en el momento que reciben el ataque.
A lo largo de la partida encontramos cofres en los que encontramos diferentes objetos de bonus. Los más comunes son bolsas de dinero y gemas que nos dan puntos. También encontramos objetos de vida como frutas o pociones mágicas. Por último, en algunos cofres hay esferas mágicas que activaremos al golpearlas y dañarán a todos los enemigos. ¡Pero cuidado! Algunos cofres activan trampas, o serán mimics disfrazados que nos morderán al acercarnos.
Otra de las cosas que sorprende de The King of Dragons es que está distribuido en 16 niveles, una cantidad muy elevada para este tipo de juegos. La gran mayoría de niveles son muy cortos y los completaremos en pocos minutos, pero al ser tantos le dan mucha variedad al título en este aspecto. Además, visitamos todo tipo de parajes, como bosques, castillos y mazmorras, incluso viajamos en barco. Estos escenarios están repletos de enemigos a los que abatir, entre los que encontramos orcos, esqueletos, hombres lagarto y tritones. Para darle más variedad a los enemigos, se usan diferentes patrones de color para un tipo de enemigo que indican la dificultad de este. Por supuesto, hay numerosos jefes que nos esperarán al final de los niveles para ponernos en un aprieto. Entre los jefes hay algunos reamente impresionantes, como un enorme minotauro, una hidra de tres cabezas o un poderoso wyvern. Aquí es donde encontramos uno de los puntos flojos del juego, y es que algunos de estos jefes se reutilizan en varios niveles del juego, ya sea como jefe o como enemigo común.
A nivel técnico es toda una delicia. El diseño de los personajes es de una gran calidad, y todo se mueve a las mil maravillas. Los escenarios rebosan detalles y están dibujados con un pixel art exquisito. La gran mayoría disponen de diferentes niveles de profundidad, y con un efecto parallax muy conseguido. La banda sonora, compuesta por Yoko Shimomura, no se queda atrás, formada por épicas melodías que le sientan como un guante a la acción del juego.
Por último, otra cosa que llama la atención es que la dificultad del juego no es demasiado elevada, sobre todo si la comparamos con otros juegos de la misma compañía, que eran realmente difíciles. En este caso nos encontramos ante un título de una duración de partida más elevada que otros del género (unos 45 minutos) y con una curva de dificultad más progresiva y ajustada. Además, la jugabilidad cambia drásticamente según el personaje, sobre todo de los que atacan a distancia de los que atacan cuerpo a cuerpo, siendo más fácil si llevamos a uno que ataque a distancia. Esto no quiere decir que el juego sea fácil, pero si que podemos durar bastante con un crédito, incluso llegar a completarlo con un poco de práctica.
The King of Dragons es todo un clásico del género que muestra una gran calidad tanto a nivel técnico como jugable. Un título que sigue siendo tan divertido como lo fue en su día, ya sea en la versión original arcade como en la versión doméstica para SNES.