El horror de la guerra de Vietnam
En esta retro review os traemos una de las múltiples adaptaciones cine-videojuegos que se hicieron en los 80, cuando el mundo videojueguil empezaba a abrirse paso entre las masas. Esta adaptación no es otra que la de Platoon, célebre película antibélica dirigida por Oliver Stone y estrenada en el año 1986, un año y algo antes que la aparición del videojuego.
Cómo probablemente muchos de vosotros sabréis, la película narra los horrores de la guerra de Vietnam a través de un pelotón de soldados, sometidos a las inclemencias tanto físicas cómo psicológicas de una guerra que no entienden y que, muy probablemente, no vayan a ganar nunca, en un entorno selvático hostil al que no están acostumbrados, y una táctica de guerrillas por parte del enemigo que les supera. Además, cuenta con una de aquellas escenas míticas grabada en la retina de los espectadores, la del Sargento Elias cayendo altos en brazo bajo el fuego enemigo y que da origen a la portada.
El juego fue desarrollado y distribuido por la, en aquel entonces, todopoderosa Ocean, aunque contó con la colaboración de otros estudios para algunos ports, como el de NES, realizado por Sunsoft. Una de las primeras cosas que llama la atención del videojuego es los diferentes mecanismos de juego que tiene, según la fase en la que estemos.
La primera fase, situada en la jungla, se desarrolla como un juego de acción de scroll lateral, siendo nuestro objetivo volar un puente, para ello, necesitaremos encontrar los explosivos. Una vez el puente haya sido volado, deberemos encontrar el poblado, donde necesitaremos hacernos con el mapa de los túneles subterráneos de la siguiente fase. Pero, como imaginaréis, no todo es coser y cantar, en la jungla nos encontraremos con enemigos del Vietcong, trampas explosivas en el suelo... etc. También tendremos que tener en cuenta nuestra munición, tanto del fusil como las granadas, así como la vida (representada como disparos) y la moral, que bajará si, una vez en el poblado, matamos accidentalmente a algún civil.
La segunda fase cambia radicalmente, convirtiéndose en un FPS en 3D, donde nos adentraremos en los túneles del Vietcong, guiándonos con el mapa situado en la parte derecha de la pantalla. El juego tiene dos perspectivas: cuando nos estamos moviendo y aparecen los enemigos, con el punto de mira para atacarles, y cuando entramos en una habitación, donde podremos interactuar con los objetos. Necesitamos varias cosas, una brújula y unas importantísimas bengalas para la siguiente fase. El objetivo de esta parte es recoger los citados objetos y encontrar la salida.
La tercera fase cambia a una perspectiva en primera persona pero estática, algo así como un Operation Wolf. Estaremos completamente a oscuras, por lo que debemos utilizar las bengalas para iluminar pero, cuidado, son limitadas. La idea es, en cuanto veamos una sombra moverse, lanzar la bengala para iluminar y abatir a los enemigos.
La última y cuarta fase vuelve a cambiar, siendo un juego de acción como la primera fase, pero moviéndonos más en vertical que en horizontal. En esta fase es primordial tener en cuenta la brújula que cogimos en la segunda pantalla y que veremos a la derecha de la interfaz. Deberemos abatir a los enemigos que nos aparezcan, teniendo cuidado con las alambradas y otros obstáculos que nos dificultarán el paso. El objetivo es llegar hasta el búnker donde está parapetado el traidor del Sargento Barnes, al que deberemos vencer lanzándole cinco granadas antes de que él acabe con nosotros.
Cómo podéis ver, es un juego tremendamente completo, notándose la mano experta de los programadores de Ocean. Cosechó buenas críticas en general y resulta muy divertido. Al tener también distintos tipos de pantalla, se hace mucho más ameno y menos repetitivo.