El genio de las artes marciales
Hace dos días se cumplían 46 años de la muerte de Bruce Lee, el maestro de artes marciales y actor que revolucionó el cine de ese género a principios de los 70. Sin embargo, cómo todos sabréis, murió con tan sólo 33 años en Hong Kong. Como toda muerte inesperada, el halo de la conspiración la envuelve, pero aquí no somos muy amantes de las conspiraciones, así que explicaremos la causa oficial de la muerte: reacción alérgica a un analgésico para el dolor de cabeza.
Pero la tragedia perseguiría a la familia con una muerte aún más trágica, la de su hijo Brandon Lee quien murió en el rodaje de El Cuervo, cuando recibió un disparo de una pistola que debía ser de fogueo.
En cualquier caso, su legado aún pervive y los aprendices de artes marciales (o el propio cine) sigue teniéndolo como referencia. Sin ir más lejos, la reciente Kill Bill le hace un clarísimo homenaje con el atuendo amarillo que lleva Uma Thurman, prácticamente idéntico al que Bruce vistió en la película Juego con la muerte.
Su influencia, como no podía ser de otra manera, también llego al incipiente mundo de los videojuegos, y lo hizo de una forma bastante temprana, en el año 1984 de la mano de Datasoft y distribuido por la entonces poderosa U.S. Gold., contando con multitud de ports incluso para plataformas poco extendidas como el Sharp X-1.
El argumento del juego es el siguiente: un malvado mago se ha hecho fuerte en su fortaleza y amenaza con extender su poder. Bruce Lee deberá adentrarse en su guarida y derrotarlo, para así conseguir su fortuna y hasta la inmortalidad.
El juego se desarrolla como un plataformas de scroll lateral, donde dispondremos de varias acciones a realizar como saltos, patadas, puñetazos, trepar por cuerdas... En cada pantalla deberemos coger todas las linternas de papel para conseguir desbloquear la siguiente pantalla. Pero no todo será coser y cantar, se interpondrán en nuestro camino dos tipos de enemigos: ninjas y un luchador de sumo llamado Yamo. Para derrotarlos podremos utilizar nuestro repertorio de golpes, saltarles encima o bien empujarlos hacia las distintas trampas que tienen las pantallas (pinchos, fuegos, flechas...). Además, deberemos tener en cuenta otro tipo de cosas como los arbustos explosivos o las paredes electrificadas.
Dispone de un curioso modo de dos jugadores donde el segundo jugador controla a Yamo, para ponerle más difícil la misión al jugador principal.
Respecto a la interfaz, la clásica de la época: hi-score y número de vidas restante en la parte superior de la pantalla.
A pesar de ser un juego muy antiguo, la jugabilidad está bastante bien y, al contrario de lo que solía suceder, no es un juego tremendamente difícil de terminar. Merece la pena echarle un rato.