La batalla entre el Tigre y el Dragón
Volvemos de nuevo a la década de los ochenta para hablar de Tiger Road, uno de los muchos títulos arcade que desarrolló Capcom en aquella época. Esta vez optaron por realizar un juego de acción trepidante ambientado en la antigua China, en el que un maestro de artes marciales debe enfrentarse a centenares de enemigos.
Tiger Road (Tora e no Michi en Japón) fue publicado en el año 1987 en su versión Arcade. Fue diseñado por Tokuro Fujiwara, quien también trabajó en Ghosts 'n Goblins, cuya jugabilidad es muy parecida a la de Tiger Road. La buena acogida del título causó que se versionara a diferentes plataformas de la época: PC, Amiga, Amstrad CPC, Atari ST, Commodore 64 y ZX Spectrum. En 1990 se lanzó un remake del juego para PC Engine, pero solamente para los mercados japonés y norte americano. Curiosamente, en la versión de PC Engine el protagonista se parece bastante a Krilin de Dragon Ball.
La aventura de este título comienza cuando Ryuken, un malvado señor de la guerra, envía a sus secuaces para secuestrar a los niños de la zona para así reclutarlos para su ejército. Lee Wong, experto en artes marciales, debe ir al rescate de los niños y acabar con la tiranía de Ryuken.
El juego permite partidas a uno y dos jugadores. En el modo de dos jugadores, se juega por turnos, y los jugadores compiten por conseguir la máxima puntuación. El objetivo de cada nivel es superar las hordas de enemigos que nos acosan sin descanso, y derrotar al jefe del final del nivel, al que tendremos que asestar varios golpes para derrotarlo. Para ello, nuestro personaje puede atacar y saltar. Empezamos la partida equipados con un hacha, pero encontramos diferentes armas durante la partida, como lanzas o manguales. También encontramos diferentes objetos que sirven para recuperar vida, conseguir puntos, aumentar el poder de nuestro arma, invencibilidad, destruir a los enemigos en pantalla y paralizarlos. Hay que ir con mucho cuidado, porqué también podemos coger un recipiente de color amarillo que nos quitará vida.
Hay diferentes tipos de pantallas. Las más sencillas son en las que simplemente tenemos que avanzar hacia adelante mientras combatimos a los enemigos. En otras podemos cambiar de piso usando escaleras o plataformas, y alguna de ellas son laberínticas, así que tendremos que buscar la salida. En ciertas pantallas el protagonista se viste con un traje azul que le permite volar (¿?) y el estilo de juego es más parecido a un shoot'em up, en el que nos podemos mover libremente por la pantalla y en el que los enemigos vuelan y pueden aparecer por cualquiera de los extremos de la pantalla. Por último, hay diferentes pantallas de bonus, las cuales son sesiones de entrenamiento para nuestro personaje. Cada entrenamiento nos proporcionará una mejora diferente: Aumentar la barra de vida, aumentar el poder del arma, y un arma especial que lanza tigres a los enemigos. Este arma especial solo se puede utilizar cuando el personaje ha sufrido poco daño, debe recuperar vida para volver a utilizarla.
La dificultad de juego es realmente elevada. Aunque la mayoría de los enemigos son fáciles de eliminar, aparecen sin cesar y en todas direcciones, lo que hace que sean muy difíciles de esquivar. Una buena práctica es quedarnos en la salida del nivel y acabar con los enemigos para recoger los objetos que suelten, como vida o mejora de arma, y empezar el siguiente nivel en la mejor condición posible. Hay que ir con cuidado porqué tenemos un tiempo límite para acabar cada nivel. Si morimos, tenemos que empezar desde el último checkpoint, lo que aumenta más la dificultad, ya que tendremos que ser muy hábiles para superar los niveles más complicados y los jefes finales más duros.
A nivel gráfico es un juego bastante llamativo y con una ambientación muy elaborada. Las pantallas son muy variadas, y visitamos tanto paisajes naturales como castillos en los que encontramos enormes estatuas de demonios y dragones. Además, el juego maneja varios personajes en pantalla sin sufrir ninguna ralentización. Las músicas también son de buena calidad, aunque pueden llegar a ser algo repetitivas.
Tiger Road es un buen arcade, aunque quedó eclipsado por otros grandes títulos que salieron en la época. Como muchos otros arcade de la época, su dificultad es parte de su encanto, pero también impide que cualquier persona pueda disfrutar de él.