A mamporro limpio
En la retina de todos los gamers está el mítico juego Karateka, aparecido originalmente para NES pero que debido a su gran éxito fue portado a otras plataformas. Sin embargo, el juego del que os vamos a hablar hoy, The Way of the Exploding Fist (también conocido en algunos territorios como Kung-Fu: The Way of the Exploding Fist), gozó de muchísima popularidad en su momento pero con el paso de los años me da la sensación que ha ido cayendo en el olvido.
El juego fue desarrollado por Beam Software, una exitosa división de la compañía Melbourne House, que tras las idas y venidas de su compañía matriz (fue comprada primero por Mastertronic que a su vez luego fue comprada por Virgin Games) actuó de forma independiente durante varios años. El juego que nos ocupa vio la luz en el año 1985 y fue un éxito de ventas.
El argumento del juego es muy simple: somos un impetuoso joven que deberá entrenar su habilidad en karate, empezando como un simple aprendiz hasta acabar llegar al décimo grado en la escala Dan.
Básicamente el transcurso del juego es una sucesión de peleas, entre pagodas, budas y otros elementos de la tradición ancestral oriental. Sin duda alguna, lo que más llamaba la atención del juego era la variedad de movimientos para la época (hasta 16), con distintos tipos de patadas (desde voladoras hasta en giro) y puñetazos, así como las distintas guardias para parar los golpes de nuestro contrincante.
El juego resultaba bastante ágil en cuanto a la jugabilidad de la época y, a pesar de su sencillez (estamos hablando de 1985) resultaba altamente adictivo. Cada combate se divide en rounds y ganará el que llegue antes a los cuatro rounds ganados (que podremos ver en la interfaz con el símbolo del Tao, cada símbolo completo es igual a 2 rounds ganados).
Como era habitual en la época, la gracia no estaba solo en acabar el juego si no en hacerlo con el número máximo de puntos posible. Por ganar conseguiremos puntos pero, además, hay una cuenta atrás para finalizar el round, por lo que cuanto más tiempo nos sobre más puntos extra se sumarán al marcador.
Respecto a la dificultad, aunque no es un juego fácil, se puede superar cuando coges el truco a todos los movimientos y las guardias, lejos de la dificultad injusta de otros juegos de la época.
Un juego que ha quedado obviamente desfasado por su mecánica de juego pero que merece ser reivindicado y recordado.