Hacia la cima
El título que nos ocupa hoy es el famoso Ice Climber, un sencillo pero entretenido arcade para NES en el que controlamos a dos simpáticos personajes vestidos como esquimales que tratan de recuperar sus verduras de un malvado Cóndor.
El juego fue desarrollado y distribuido por la propia Nintendo en el año 1984 en Japón. Llegó a Estados Unidos en 1985 y a Europa en 1986. En algunos países de Europa se vendió en pack junto a la consola, lo que le hizo coger bastante fama. En 1985 se publicó la versión Vs. para máquinas arcade, la cual incluía 16 niveles nuevos y algunos cambios en la jugabilidad. Ice Climber fue el primer juego desarrollado por Kazuaki Morita, quien tomó este trabajo como calentamiento para uno de sus grandes trabajos como desarrollador de juegos: Super Mario Bros.
El juego permite jugar hasta dos jugadores simultáneos. El primer jugador controla a Popo, quien va vestido de azul, y el segundo a Nana, vestida de rosa. Ambos van equipados con un martillo que les permite golpear a los enemigos y romper los bloques de hielo de la montaña. En cada pantalla, empezamos en la base de la montaña, y el objetivo es romper algunos bloques de hielo del nivel superior para poder acceder a este. Cada montaña está formada por 8 niveles. Una vez superados, accedemos a la zona de bonus en la que tenemos que recoger diferentes tipos de verduras, e intentar llegar a la cima para atrapar al cóndor. Si lo conseguimos, obtendremos una jugosa cantidad de puntos. El quinto nivel es en el único que podemos conseguir una vida extra al coger cualquiera de los maíces de la fase bonus.
Esto podría ser fácil si no fuera por la cantidad de enemigos que aguardan en cada una de las 32 montañas que componen el juego. Existen tres tipos de enemigos que nos molestarán: Topi, cuya obsesión es tapar los agujeros que va encontrando en el suelo; Nitpicker, un pájaro cuyo vuelo aleatorio nos molestará constantemente; y por último el oso polar (que no os engañe con su pinta guay al llevar gafas de sol y bermudas), quien sale cuando nos quedamos mucho rato en un mismo nivel, y hunde la montaña un nivel hacia abajo. En montañas avanzadas, la velocidad de los enemigos aumenta.
También existen una serie de obstáculos que nos dificultan el avance. Por ejemplo, en el techo se forman unos carámbanos que acaban cayendo y perderemos una vida si nos dan. También hay unas plataformas móviles en forma de nube que tendremos que sortear para poder pasar algunos niveles. Por último, hay algunos suelos que hacen de cinta transportadora y provocan que nuestros protagonistas se deslicen hacia izquierda o derecha, dependiendo de la dirección del suelo.
En el modo dos jugadores, ambos deben cooperar para completar cada una de las montañas. Esto cambia cuando se entra en la fase de bonus, en la que tienen que competir para coger el máximo número de hortalizas y llegar a la cima para conseguir el mayor número de puntos posible.
Como muchos otros arcade de la época, este juego no tiene final. Una vez hayamos acabado los 32 niveles, empezaremos desde el primer nivel pero con una dificultad más elevada, y así hasta que nos quedemos sin vidas para poder continuar.
El mayor punto negativo del juego es el pobre control que tenemos sobre el salto del personaje. En muchas ocasiones se requiere una gran precisión, y el control ofrece todo lo contrario, siendo muy frustrante en ocasiones.
Acabamos con una curiosidad. El enemigo llamado Topi es una foca en la versión japonesa del juego. En cambio, en las versiones occidentales se cambió por un pequeño yeti para no fomentar la violencia contra los animales.
El paso de los años ha hecho mella en Ice Climber. Aunque es un buen título, no llega a la excelencia de otros juegos de la época como Donkey Kong. De todas formas, continúa siendo un clásico de Nintendo que ofrece mucha diversión, especialmente si lo jugamos en modo para dos jugadores.