La pesadilla continua para Mike Dawson
Hace ya bastante tiempo os hablamos de una de las aventuras gráficas más inquietantes que se hicieron, Dark Seed, donde su protagonista, Mike Dawson, vivía en una pesadilla permanente dominada por la biomecánica, obra del artista suizo H.R. Giger.
La primera parte tuvo bastante buena acogida, aunque el juego adolecía de un error bastante molesto y es que te podías quedar encallado sin poder avanzar por un fallo de diseño. En cualquier caso, la compañía americana Cyberdreams decidió poner toda la carne en el asador y sacar una segunda parte, siendo su penúltimo juego en ser lanzado al mercado (el último fue Noir: A Shadowy Thriller, una aventura FMV que tuvo escaso recorrido).
En esta nueva entrega, el pobre de Mike Dawson, como si no hubiese tenido suficiente en la primera entrega, vuelve a recaer en sus pesadillas, tras sufrir un ataque de ansiedad en su encuentro con los Ancianos. Tras volver a su ciudad natal, la que fue su novia en el instituto, Rita, es hallada asesinada tras una reunión de antiguos ex-compañeros. Desafortunadamente, Mike no recuerda mucho de aquella noche, aunque algunos testigos afirman haberlos vistos juntos. Ahora, como principal sospechoso, deberá probar su inocencia.
Aunque el argumento parece convencional, Dark Seed es Dark Seed, y por lo tanto, todo se mezclará con elementos biomecánicos del Mundo Oscuro que pretenden corromper el mundo de los humanos. La aventura se desarrolla como un point & click clásico, aunque se puede notar el salto técnico, con un uso del 3D más exhaustivo (75 localizaciones prerrenderizadas) y 40 personajes con los que interactuar.
En esta nueva entrega, eliminaron uno de los elementos que más desesperaba de la primera entrega: el avance de la aventura en tiempo real. Para los que no hayáis jugado a la primera, el tema es que muchas acciones debían realizarse en un periodo concreto del juego, puesto que el tiempo avanzaba y, si no lo hacíamos, en lugar de perder la partida definitivamente, nos podíamos quedar encallados. En Dark Seed II, podemos tomarnos el tiempo necesario para avanzar.
Como sucede en muchas otras aventuras, podremos morir, pero no será un elemento de dificultad añadida del juego. Lo que sí es criticable de esta segunda parte son el elemento central de todo aventura gráfica: los puzzles. Si hay algo que desespera a un aventurero es que los puzzles carezcan de toda lógica y que en muchas ocasiones sean resueltos simplemente combinando los objetos de nuestro inventario entre si o contra todo elemento del escenario, utilizando la fuerza bruta o el azar.
Por si fuera poco, aparece otro elemento que desesperará a los jugadores: el odiado pixel-hunting. Nunca acabaremos de entender esta manía de ocultar los elementos de acción para hacer más difícil la aventura o, simplemente, hacerla más larga.
Hay que hacer una mención especial al trabajo de doblaje / traducción. En la edición española tendremos las voces dobladas, pero lo que más llama la atención es que incluso se verán traducidos algunos elementos del escenario como carteles (por ejemplo, al ir a la feria, encontraremos el cartel en perfecto castellano). Se tiene que agradecer el cariño puesto en esta parte, lástima que el resto no acompañase.
Con todo esto, y a pesar de tener una estética brutal gracias a los diseños de H.R. Giger y a la calidad técnica puesta en el juego, los errores de diseño en los puzzles, lo acabaron lastrando. Por otra parte, se tomó una decisión curiosa y es que esta aventura llegó a aparecer para Sega Saturn, algo que no fue habitual en el catálogo de la consola.