Con aroma a Black Tiger
A finales de los 80, la compañía española Dinamic decidió lanzar un juego de plataformas (desarrollado de Anjana Soft) basado en guerreros, magos y satanismo, algo tan en boga en la década de los 80, tanto en el cine como en la cultura popular. Al juego lo titularon Satan y tuvo cierta polémica debido a su enorme parecido con el juego de Capcom Black Tiger, aunque no la repercusión que habría tenido hoy en día gracias a la difusión que permite Internet y a un mundo de los videojuegos que hoy en día tiene un foco mediático muy importante, todo lo contrario a aquella época.
Satan cumple los cánones de Dinamic, una gran calidad y jugabilidad combinado con una dificultad bastante elevada, así como la archiconocida doble carga que permitía dos modos de juego, uno en cada cinta o cara, para un mismo juego (como la mayoría de vosotros sabréis, para acceder a la segunda carga se necesita un password que viene dado al final de la primera).
El argumento es el siguiente: El mal nunca descansa y, Satán, su máximo exponente, ha decidido secuestrar a los ocho grandes magos, dejando la Tierra completamente indefensa para que sus hordas malignas penetren y se hagan con el control del planeta. Nuestro protagonista, un poderoso guerrero, deberá hacer frente a esta temible amenazada, pero sabe que es imposible sin poderes mágicos. Para ello, decide convertirse en mago, siendo necesario que recolecte los tres pergaminos-hechizo que le proporcionarán dicho poder. Sin embargo Satan, todo un estratega, se da cuenta de este hecho y los protege con un Tan Lim (una especie de esqueleto ancestral) cada uno.
En la primera carga controlaremos al guerrero, siendo un plataformas donde primará, además del ataque, el uso del salto, ya que la pantalla está repleta de salientes a los que agarrarnos para saltar a otras plataformas, y deberemos controlar bien hasta donde podremos saltar para evitar caer al vacío y perder una vida. Hay enemigos variados, desde una especie de murciélagos voladores pasando por distintos tipos de esbirros satánicos ataviados con escudos y grandes armas, y unos enanos con capacidad de reproducirse, bastante difíciles de matar. Al matar a los enemigos podremos recoger distintos objetos, como diamantes o monedas que nos aumentarán el hi-score, así como relojes de arena para aumentar el tiempo (nuestro gran rival en este juego, sobretodo si no conocemos los mapas), power ups para tener disparo múltiple (algo que nos ayudará bastante para vencer a los enemigos), elixirs (para incrementar nuestra vida) o el logo de Dinamic que nos dará una vida extra.
Otra dificultad del juego es no perdernos por el mapa. Muchas pantallas nos pueden parecer similares a las anteriores, así que seguramente debamos repetir una y otra vez hasta hacernos un mapa mental del mejor camino. Finalmente, deberemos derrotar a los Tan Lim, normalmente destruyendo primero a sus cabezas y después el corazón. Una vez muerto, nos dejará el pergamino. Cuando reunamos los tres, pasaremos a la segunda carga.
La interfaz situada en la parte inferior nos muestra los puntos conseguidos, la energía restante, el número de vidas restante y el tiempo que nos queda antes de perder la partida.
Antes de pasar a la segunda carga, un detalle que me hace gracia: en la primera somos un guerrero que dispara proyectiles mágicos, mientras que en la segunda nos hemos convertido en un mago que da hachazos (¿?).
La segunda carga consiste en matar a los diferentes demonios que nos aparecen, antes de que aniquilen a todos los magos (veremos el icono encima de la cabeza) y en la barra inferior podremos ver el número de magos vivos restantes. En esta pantalla dispondremos de dinero que nos permitirá comprar diferentes objetos como mejores hachas o escudos de fuego, así como vida. Por otra parte, podremos marcar puntos de teletransporte para trasladarnos allí inmediatamente.
Hay un total de siete satanes a los que deberemos derrotar. Si no los encontramos, hay ítems como el satan scanner que nos ayudarán a saber en qué punto de la pantalla se encuentran. La dificultad de esta pantalla estriba en que tan solo tenemos una vida, por lo que es importante siempre gastar algo de dinero en pócimas para recuperarla, y el tiempo, que es limitado. Hay un pequeño bug que nos será de gran ayuda y es que podremos lanzar hachas que golpeen a los enemigos (escuchándolo, porque el sonido cambia al acertar el golpe) sin que lo veamos físicamente en la pantalla.
Una vez derrotados todos los satanes, nos habremos pasado el juego y nuestro querido mago-guerrero podrá descansar durante un buen tiempo. En el final del juego,, se nos muestra un mensaje que dejó la puerta abierta a una segunda parte que nunca llegó a materializarse.
En resumen, Satan fue un buen juego, quizá algo por debajo de los grandes títulos de Dinamic pero que aun así merecía la pena ser jugado.