El azote de los franceses
Unos cuantos años antes de que las aventuras gráficas point & click arrasaran entre los jugadores a finales de los 80 y sobretodo la primera mitad de los 90, existían otras alternativas para los incipientes aventureros. Por una parte, existían las siempre peliagudas aventuras conversacionales, demasiado frustrantes para un cierto sector debido a su mecanismo de juego, mediante la introducción a mano de los comandos. Sin embargo, existían otro tipo de videojuegos aventureros que encajaban más en el gusto general, como pudieron ser La Abadía del Crimen, The Great Escape o el juego que nos va a ocupar, Zorro. Fue desarrollado por la compañía Datasoft, famosos por lanzar juegos basados en licencias cinematográficas como Los Goonies, La Caza del Octubre Rojo, Bruce Lee o La Historia Interminable, y distribuido por la entonces bastante poderosa U.S. Gold.
El personaje de El Zorro fue ideado por Johnston McCulley, aparecido en 1919 y considerado uno de los primeros héroes de ficción de la cultura moderna. Al igual que pasa con los superhéroes como Batman o Superman, El Zorro es el personaje que esconde la identidad de Don Diego de la Vega, un aristócrata de origen californiano. Con su atuendo negro, enmascarado y con su espada, será el azote de multitud de funcionarios tiránicos y oficiales del ejército francés.
El argumento del juego es sencillo: una bella dama ha sido raptada por el malvado Coronel García, por lo que sus secuaces y él mismo deberán caer ante nuestra espada para liberar a la dama. El juego está dividido en 20 pantallas donde deberemos resolver ciertos puzzles y combatir a los contrincantes que nos salgan a nuestro paso.
Tras ver como raptan a la dama, empieza la aventura. Las acciones que podemos realizar son las de salto y ataque, además de poder subir y bajar escaleras y accionar elementos del entorno que nos permitirá avanzar en la historia, como marcar una vaca con un hierro ardiendo, empujar a un enemigo para colgarlo de un candelabro que hace de contrapeso para levantar una caja que nos da acceso a otra pantalla, emborrachar a un parroquiano para que se quede dormido y poder saltar sobre su prominente barriga para poder llegar a un lugar antes inaccesible...
Por otra parte, también deberemos utilizar los objetos que vayamos encontrando por el escenario, como llaves que nos abrirán puertas u objetos que tendremos que saber donde utilizar. Por ejemplo, el hierro para marcar a la vaca deberemos llevarlo primero a un horno, accionar el fuelle para avivar las brasas, calentarlo y luego marcar a la vaca que saldrá corriendo y nos dejará el paso a una nueva pantalla libre.
Los enemigos aparecerán y desaparecerán utilizando las puertas que hay en los escenarios, podemos abatirlos con nuestra espada o intentar esquivarlos.
Respecto a la interfaz, es la clásica de los juegos de la época situada en la parte superior: hi-score, puntuación actual, bonus y vidas restantes.
Por el tiempo que ha pasado, es un juego que se hace ya algo difícil de jugar, pero aún así sigue siendo realmente interesante y si pensamos en la época en que salió era realmente completo y no tan frustrantemente difícil como otros.