El arcade más sangriento
A finales de los 80, en los prácticamente extintos salones recreativos, el género beat 'em up gozaba de una excelente salud (Golden Axe, Cadillacs & Dinosaurs...)... A pesar de que son juegos cuya mecánica principal es repartir mamporros a diestro y siniestro, ninguno llegó al nivel de violencia gráfica y ambiente perturbador como el que nos ocupa en la retro review de hoy: Splatterhouse de Namco.
Los creadores de Pac-Man, Galaxian o Galaga entre otros, decidieron aventurarse en un videojuego mucho más adulto y el resultado fue notable, por lo que esta primera entrega dio paso a una saga.
El argumento es el siguiente: dos estudiantes de parapsicología, Rick y su novia Jennifer reciben una invitación del Dr. West, el mayor experto en la materia. Una violentísima tormenta les obliga a detenerse en mitad del bosque y buscar refugio en una mansión cercana, que resulta ser la mansión del doctor. De repente, varios monstruos aparecen para raptarlos, consiguiéndolo con Jennifer pero no con Rick que consigue escapar al sótano donde se desmaya. Tras recuperar el conocimiento, descubre con horror que una ancestral máscara inca esta fundida a su cara. La máscara posee voluntad y memoria propia, pero proporciona a Nick una enorme fuerza con la que combatir a los seres sobrenaturales y avanzar por la tenebrosa mansión. Sin embargo, a medida que va descubriendo más secretos de la máscara, más se verá empujado a la fuerza oscura que posee, por lo que tendrá que poner toda su fortaleza mental para no dejarse llevar...
El sistema de juego es el clásico y habitual de los beat 'em-ups. Rick dispone de varios movimientos: el de ataque principal que será un puñetazo si vamos con las manos descubiertas o usará el arma que lleve equipada y también puede saltar y agacharse combinándolo con ataque si es necesario. Como ya hemos comentado anteriormente, la violencia gráfica del juego es inusual para la época y es lo que más sorprende en los primeros compases del juego, donde las decapitaciones con el machete o los monstruos estampados contra la pared tras batearlos sin piedad, impregnarán nuestra pantalla de sangre y vísceras de los monstruos que nos salgan al paso.
La mecánica del juego no tiene mucho más y como toda interfaz clásica tiene la puntuación, el número de vidas, la energía restante y el ítem equipado. Además de la notable variedad de monstruos y delirantes enemigos finales, tendremos que andarnos con ojo con las diferentes trampas que esconde la mansión, como cuchillas rotatorias en el suelo, pinchos, monstruos ahorcados que caen del techo, espejos del que saldrán una copia nuestra que tendremos que vencer.
Como dato curioso, no hace falta ser muy avispado para darse cuenta que el protagonista guarda mucho parecido con Jason Vorhees de la película Viernes 13, aparecida en 1980 y enmarcada dentro del género slasher.
Sin duda alguna, Splatterhouse fue un muy buen juego que hoy en día resulta igual de divertido que en su momento, aunque no sea apto para estómagos débiles o los gamers más pequeños.