El más duro del ejército
En los años 80 vimos como, en los estertores del comunismo, la propaganda del bando capitalista se recrudecía llevando la tristemente conocida Guerra Fría a otros campos más allá del puro panfletismo. En el cine, el número de películas sobre la amenaza roja se multiplicaban como setas y en los videojuegos no fue menos. Green Beret fue uno de ellos, sobretodo en su título original, Rush 'n' Attack, que suena sospechosamente parecido a Russian Attack, y no fue casual, sino completamente premeditado.
Konami siempre se ha caracterizado por hacer grandes juegos basados de una forma u otra en el mundo militar, como Metal Gear o Contra, y en este caso el arcade tampoco defraudó aunque bien es cierto que puede estar algún punto por debajo de los otros dos citados, pero es que estamos hablando de un nivel altísimo, dos iconos del mundo de los videojuegos.
El argumento, como solía ser habitual en aquella época, partía de una premisa muy sencilla. Eres un boina verde, la élite y el orgullo del Ejército norteamericano, quien ha sido lanzado en paracaídas tras las lineas enemigas con un objetivo: destruir una secreta y mortífera arma enemiga.
A lo largo de seis pantallas, nuestro fornido héroe deberá acabar con hordas de enemigos. En el Ejército deberían ir escasos de material, porque empezaremos con un cuchillo que utilizaremos para apuñalar a nuestros enemigos y, de hecho, será nuestra única arma permanente, ya que aunque podremos recolectar otras durante las pantallas, la munición es muy escasa. Puntualizar que el cuchillo no es arrojadizo, así que la lucha será cuerpo a cuerpo, algo que siempre añade dificultad. De hecho, esta es una de las cosas que más recuerda la gente de este juego, el uso del cuchillo. Las otras armas van desde un bazooka, pasando por un lanzallamas y las clásicas ametralladoras.
El juego es tremendamente divertido, aunque a veces la dificultad, como solía ser habitual, nos desesperará ya que nos veremos desbordados por la cantidad de enemigos en pantalla. Respecto a la interfaz es la clásica de todo arcade: puntuación, número de vidas, pantalla en la que nos encontramos y munición restante. Llama la atención la ausencia del tiempo restante para completar la pantalla.
Respecto a los enemigos, tenemos también un poco de todo. Infantería, artilleros, soldados karatecas, con ametralladoras, paracaídistas y los temibles soldados amarillos, quienes se parecen mucho a nuestro personaje.
En términos económicos funcionó muy bien en las máquinas recreativas, por lo que fue portado por diversas compañías a las plataformas de 8 bits, tanto consoleras como ordenadores. Además, se realizó un remake hace unos años para las consolas virtuales de las nuevas generaciones de consolas.
Quizá el punto que separó este notable juego de la excelencia fue el control, que a veces resultaba algo tosco y costaba hacerse con él, algo que por ejemplo no sucedía en contra, donde todo iba como la seda. Resumiendo, un buen juego de Konami que quizá no haya pasado al Olimpo de los videojuegos pero que sin duda alguna tiene el cariño de muchos gamers.