El canto del cisne de Dinamic
Hablar de Risky Woods produce una sensación agridulce. Por una parte, fue un excelente plataformas que volvió a llevar, una vez más, el buen hacer de los programadores españoles más allá de nuestras fronteras, pero por otra, es el juego que "oficialmente" dió por cerrada una etapa, la Edad de Oro del software español, ya que con el lanzamiento de dicho juego moría su creadora, Dinamic (aunque trabajaron conjuntamente con Zeus Software), la compañía más importante dentro del panorama patrio, debido a problemas económicos insalvables, aunque un año más tarde, de las cenizas de Dinamic surgiría su sucesora Dinamic Multimedia, recordada especialmente por su exitosa saga Pc Fútbol.
Antes de empezar, no podemos dejar pasar la oportunidad de citar una curiosidad. Risky Woods se convirtió en el primer juego español (y durante bastante tiempo el único) que aparecía en el panorama consolero, concretamente en Sega Mega Drive, aunque el trabajo de programación fue llevado a cabo por el personal de Electronic Arts, que era la distribuidora internacional del videojuego. Esta versión de Megadrive incluye algunos cambios, como el diseño de Rohan, el protagonista, así como la interfaz inferior del juego. Después hay un último cambio destacable: mientras que en la versión PC recolectaremos monedas que podremos gastar para comprar armas o vida para nuestro personaje, en la versión consolera estas monedas nos servirán para aumentar la armadura y la potencia de fuego.
Rohan, un intrépido aventurero, deberá recorrer un mundo encantado donde el Sol siempre es de un color rojo sangre, la Muerte está al acecho, y donde en una oscura fortaleza habita un ser de las Sombras a quien todo el mundo rinde tributo. La leyenda dice que un día un guerrero vendrá y derrotará a las fuerzas del mal, haz que Rohan cumpla esta profecía.
Risky Woods destaca especialmente por dos facetas: sus gráficos de personajes grandes y tonos de colores apagados para ambientar tan oscuro mundo, y su música, a cargo de Jose Antonio Martín, un compositor habitual en Dinamic que realizó trabajos como la BSO de Astro Marine Corps. En esta ocasión consigue unas melodías pegadizas que le van como anillo al dedo a este juego.
El juego es un plataformas de scroll lateral tan comunes en aquella época, pero terriblemente adictivo y siendo de Dinamic, difícil, como no podría ser de otra manera, aunque no tan demenciales como aquellos juegos de ZX Spectrum como Army Moves. La cantidad de enemigos presentes por pantalla es apabullante y sus rutinas de ataque nos harán sudar la gota gorda, ya que en más de una ocasión nos veremos en situaciones realmente comprometidas para atacarles sin caer por ningún precipicio o siendo carne de cañón para otros enemigos allí presentes. Por si fuera poco, en la parte inferior de la pantalla veremos el tiempo disponible que tenemos para finalizar la partida, y no es de "atrezzo" como en otros juegos, donde siempre sobra tiempo, aquí es bastante ajustado. Por otra parte, durante nuestro avance por los 12 niveles de los que está compuesto el juego, encontraremos tesoros que nos darán algunos items de ayuda, como las monedas, auras protectoras o de ataque, o nuevas armas, pero para recoger dichos objetos tendremos que agacharnos, con la mala suerte que podemos tener que queden solapados con otros ítems con efectos perjudiciales (sí, tienen mala leche), como uno que nos hará perder tiempo al quedarse dormido nuestro personaje. Es importante recoger las llaves-ojo, que nos darán acceso a los siguientes segmentos del nivel y, ya de paso, limpiará la pantalla de enemigos cercanos. También al destruir unas figuras de piedra desataremos una tormenta de fuego que eliminará a nuestros enemigos.
Al final de cada pantalla podremos ir a la tienda a comprar objetos, o bien nos tendremos que enfrentar a uno de los temibles monstruos finales, que como no andemos con ojo acabarán arrinconándonos y dándonos muerte.
Como último apunte de la interfaz, cada vez que nuestro personaje sufra un golpe, veremos como la cara dibujada pone una mueca de dolor, mientras que cuando conseguimos algo positivo como monedas o superar un nivel, nos levantará el pulgar en señal de aprobación.
Sin duda alguna, Risky Woods es un gran juego que de haber tenido a una compañía más importante detrás (más allá de la distribución de Electronic Arts) seguramente habría tenido más repercusión, aunque las críticas en general le acompañaron, consiguiendo puntuaciones realmente altas en algunas de ellas. Un excelente epitafio para Dinamic.