Las aventuras del buscador de oro
El análisis de este domingo lo vamos a dedicar a un juego al que le eché muchas horas jugando a su versión NES. Lode Runner se ha ido olvidando injustamente con el paso del tiempo, pero en los 80 tuvo muchos seguidores gracias a su endiablada jugabilidad.
Lode Runner fue desarrollado por Douglas E. Smith, un estudiante de la Universidad de Washington. El primer prototipo del juego fue llamado Kong, programado en Fortran para algunas computadoras de la universidad. Se comenta que Douglas fue capaz de portar una versión jugable del juego a Ensamblador en un fin de semana. Presentó este prototipo a Brøderbund, que inicialmente le dijo que no, pero después de unos meses mejorando el juego, consiguió cerrar un trato con esta distribuidora. El juego fue publicado en 1983 para Apple II, Atari de 8 bits, Commodore 64 y MSX, esta última bajo el nombre de King's Valley. A lo largo de los años llegaron otras versiones para NES, Atari ST, Game Boy, Spectrum, PC y muchas otras. El juego también ha contado con secuelas y reediciones, llegando a algunas actuales para Nintendo DS, Xbox Live Arcade y iPod.
Como he comentado antes, la versión que conocía yo de pequeño fue la de NES, desarrollada por Hudson Soft y publicada en 1984. Esta versión tiene un aspecto más desenfadado que la versión original, además de unos personajes más grandes y con scroll de pantalla (los escenarios del título original se mostraban en una sola pantalla estática). Los enemigos en este caso son unos robots/ninjas muy parecidos a Bomberman, juego que Hudson había pubicado en 1983. Lo más curioso es que en el final de Bomberman de NES se muestra que gracias al jugador Bomberman ha conseguido volverse humano, convirtiéndose en Lode Runner y enlazando así ambos juegos.
El objetivo de Lode Runner es muy sencillo y también muy común en la época. Debemos controlar a nuestro personaje para recoger todos los montones de oro que hay por el escenario mientras evitamos a los guardias que nos persiguen sin descanso. Una vez conseguimos todo el oro del nivel, se abre una escalera en la que podemos avanzar al siguiente nivel. El juego presenta 150 niveles distintos con multitud de retos que van complicándose a medida que el jugador avanza.
Para movernos por los escenarios podemos correr, subir y bajar escaleras y agarrarnos a unas barras horizontales para cruzar precipicios. También existen suelos falsos por los que caeremos a niveles inferiores si pasamos por encima de ellos.
La habilidad que tiene el protagonista es lo que hizo único a este juego en su tiempo. Para poder acceder a lugares cerrados y también para poder esquivar a los guardias que nos persiguen, podemos hacer agujeros en el suelo, los cuales se cierran tras unos segundos. Cuando los guardias quedan atrapados en un agujero, podemos pasar por encima de ellos. Los guardias escapan tras unos segundos de estar en el agujero, aunque si el agujero se cierra antes de que escapen, volverán a aparecer en la parte superior del escenario. Hay que tener en cuenta que los agujeros solo se pueden realizar en el bloque de suelo que esté a la izquierda o derecha del personaje, así que tenemos que calcular bien lo que tenemos que cavar para no quedarnos encerrados y morir en el intento, ya que nuestro personaje no puede escapar por encima si cae en uno de los agujeros que ha realizado.
Al comenzar la partida empezamos con 5 vidas. Perderemos una vida cada vez que nos atrapen los guardias o quedemos atrapado en un agujero, y ganaremos una vida extra cada vez que superemos un nivel.
Fue de los primeros juegos en incluir un editor de niveles, lo que permite a los jugadores desarrollar su creatividad y crear nuevos retos si los 150 niveles del juego les parecen pocos.
Poco más hay que decir de este gran título que es puso su granito de arena en la historia de los videojuegos. Os recomiendo jugar a su versión original, cuya jugabilidad es muy buena, pero si gráficamente os tira para atrás, podéis encontrar reediciones más actuales que corrigen ese pequeño "problema".