Recordando
Retro Review de Gonzzalezz

La interrumpida siesta mexicana

Seguimos con los títulos de Opera Soft, que la habíamos dejado un poco aparcada durante un tiempo, con uno de sus títulos que, si bien no fue de los más relevantes de la compañía, lo tengo guardado en mi memoria de pequeño jugador, supongo que me llamaba la atención la portada.

El juego se dividió en dos cargas, que comentaremos más adelante, que se pueden jugar de forma independiente, sin tener que finalizar la primera antes de ir a la segunda.

La siesta mexicana

Nuestro protagonista, González, se encuentra echando una siesta, pero entre pesadillas, despertadores, músicos callejeros... pero así es imposible conciliar el sueño. Encuentra una buena hamaca y apaga los despertadores, y entrégate a los brazos de Morfeo!

El juego es un plataformas de scroll lateral, y plataformas nunca mejor dicho, porque tendremos que ir saltando de unas a otras, no tocando el suelo prácticamente para nada. Como comentábamos, el juego se divide en dos cargas que, además, en cierta manera están conectadas porque donde una acaba empieza la otra y así sucesivamente.

La pesadilla de González

La primera carga transcurre en una terrible pesadilla que está padeciendo el pobre González, por lo que el diseño de la pantalla es de lo más surrealista que nos podemos imaginar.

En la primera sección, nos enfrentaremos a un laberíntico escenario de tuberías donde unos imanes voladores nos atraerán hacia ellos, por lo que los tendremos que esquivar en medida de lo posible, para evitar caer al suelo y perder una vida. Tras esta primera parte, llegaremos a una parte donde tenemos que saltar entre flores mientras esquivamos a unas ¡aspiradoras! que nos absorberán.

También tendremos que esquivar martillos, mexicanos con trabucos y otros peligros. La pesadilla continúa pasando como por una especie de plató de televisión (cuidado con los focos que se ponen al rojo vivo), una horripilante mano que amenaza con agarrarnos sin piedad... En fin, una auténtica pesadilla.

En esta primera carga, el movimiento a dominar es el salto y, sobretodo, el aleteo que nos permitirá planear y apurar mejor el lugar donde queremos aterrizar. Hemos de pensar que estamos en un sueño y, por lo tanto, las leyes de la física no aplican igual, así que aprovechemos para hacer saltos imposibles y jugar con la gravedad.

La hora de la siesta

En la segunda parte, dejamos los sueños de González para ir a buscar la hamaca donde dormir (y volver a los sueños). Esta segunda mitad sigue siendo un plataformas, pero tendremos que recoger ítems que nos servirán para atacar a nuestros enemigos como un cuchillo o una pistola, aunque con esta segunda arma no tendremos munición infinita, así que tendremos que racionar su uso y recoger las recargas siempre que podamos. También hay otros ítems a utilizar en lugares concretos, como la pipa de la paz.

Los enemigos son más variados que en la primera parte, desde alacranes o arañas, pasando por indios, coyotes, etc. El salto sigue siendo importante, tanto para salvar obstáculos como para esquivar a los mexicanos durmiendo. En esta fase también nos podremos agachar, algo fundamental para esquivar algunos ataques o para atacar con más precisión a enemigos que reptan.

Respecto a la interfaz, en la parte inferior veremos las vidas restantes, representadas por caras, la vida actual, representada también por una cara que se irá consumiendo cambiando su fisonomía, la bandolera con las balas, lingotes recolectados y los ítems.

Una cosa que siempre me llamó la atención en esta segunda carga es que, además del escenario "principal", podremos acceder a algunos lugares del mapeado como la iglesia, la tienda india o el saloon, donde nos recibirá el barman lanzándonos botellas.

Como comentábamos al inicio, una vez encontrada la hamaca, el bueno de González podrá dormir plácidamente... o no, porque entronca con la primera carga donde padece la horrible pesadilla descrita anteriormente.

Para acabar, decir que Gonzzalezz me parecía un juego bastante entretenido y muy variado en cuanto al diseño de los escenarios. Quizá no fuera uno de los grandes éxitos de la compañía, pero no estaba nada mal!